Miércoles, 23 de marzo de 2016 | Hoy
SOCIEDAD › LA METROPOLITANA BALEó A VECINOS DEL BARRIO MITRE PARA DISUADIRLOS DE UN LINCHAMIENTO
Una chica fue violada por un joven en el Barrio Mitre. Un grupo de vecinos acudió en su ayuda. También la Metropolitana, que fue recibida a pedradas. Respondió a los tiros. Entre los heridos, un gendarme que se encontraba cerca de su garita.
Por Horacio Cecchi
La violación de una chica de 14 años, en el Barrio Mitre, el lunes pasado, y el intento de un grupo de vecinos por castigar al violador, desnudó el protocolo del que se nutre la Metropolitana para sus intervenciones sociales: todo se resuelve a los tiros. Diez vecinos resultaron con heridas de bala de goma, entre ellos un adolescente. Como suele ocurrir, la versión policial buscó situarse rápidamente entre los vacíos noticiosos para ocupar títulos y espacios. Lo hicieron con pitos y sirenas. Tan ruidosos que ocultaron no sólo los reclamos vecinales, sino las heridas producidas a un sargento de Gendarmería que se encontraba uniformado cumpliendo su turno en la garita correspondiente.
Poco después de las dos de la tarde del lunes pasado, una vecina del Barrio Mitre corrió pidiendo ayuda. En el techo de su vivienda había construido un cuarto que alquilaba a un joven de unos 26 años. El inquilino intentó violar a la hija de la mujer, de unos 14 años, y la mujer gritó pidiendo ayuda. Un grupo de vecinos acudió en su socorro e intentó atacar al denunciado, mientras algunos familiares del joven intentaba protegerlo encerrándolo en una vivienda. Violencia de género, violencia social, diferencias, rencillas pendientes. Una red de problemas que entrecruzan todos los estratos de la sociedad, pero que tratándose de un barrio vulnerable, agrieta los recursos y herramientas con que se cuenta, lo que agrava y dificulta la solución de esos problemas.
El Barrio Mitre, por otro lado, tiene un historial no cicatrizado de intervenciones policiales: Gonzalo Crespo, acribillado en 2014, y Alan Tapia, baleado en su propia casa por un uniformado del GEOF.
La pretensión de resolver un problema de violencia social en semejante contexto se desnuda con sólo visualizar el organismo puesto a disposición. Para el caso, apelar a la Metropolitana es como en un corte de luz en una santabarbara apelar a encender una bengala.
Un patrullero de la Metropolitana, intervino al pedido de auxilio de la mujer de inmediato, como una sorprendente fuerza de choque preventivo. Intentó proteger al presunto violador prepoteando con chalecos antibalas y armas largas.
La insólita salida de pretensión pacifista en segundos derivó en una reacción negativa que agravó el problema: los polis debieron proteger al acusado y a ellos mismos. Y como era previsible, a la pedrea que desató el odio, se le respondió con balas de goma.
La versión de la Metropolitana asegura que ante la agresión a pedradas por parte de un grupo de vecinos, los polis se vieron obligados a retirar al acusado por los techos de la casa que ocupaba. El Comisionado de Investigaciones de la Comuna 12 de la Metro, Fernando Culshaw, sostuvo que al momento de intentar trasladar al detenido se “inició un violento enfrentamiento durante el cual se escucharon disparos con armas de fuego”. Las imágenes de video confirman la versión de Culshaw: sus hombres dispararon a diestra y siniestra. De hecho, uno de los heridos es un gendarme, el sargento Néstor Guillermo Leañez, quien fue reprimido por una bala de goma de la Metro mientras se encontraba a unos metros de la garita de su correspondiente fuerza e intentó retirar a un adolescente que había quedado atascado detrás de un auto protegiéndose de los tiros de los uniformados porteños.
A esa altura, la Metropolitana, derrumbaba estanterías como un elefante en un bazar. En lugar de resolver el problema, ahora tenía a los gendarmes enardecidos por su compañero herido y que a punto estuvieron de enfrentarse a tiros con los polis. Nada de esto informó Culshaw a la prensa y los motivos son imaginables.
Una camioneta de Atajo, de la Procuración General, tomó denuncias entre los vecinos, junto a la plaza del Barrio Mitre, tarea que continuará hoy. Entre las denuncias, varias mujeres declararon que no las dejaban arrimarse a sus viviendas, donde tenían a sus hijos durmiendo, por la reacción de los metropolitanos y que cuando entraron a sus viviendas encontraron cartuchos de escopeta. Los vecinos contabilizaron unos 90 y tres vainas de plomo.
La legisladora porteño de Nuevo Encuentro Andra Conde manifestó que “esto demuestra el descontrol absoluto y la impericia de la Metropolitana. Frente a un hecho que provoca la conmoción de los vecinos, en vez de contener la situación e impartir tranquilidad, desate la violencia y dispare a mansalva sin control, en lo que se podría haber convertido en una masacre.” La legisladora se preguntó “si los disparos y la represión serían también la primera opción de la Metropolitana si los hechos hubieran ocurrido en Palermo o Belgrano”. Una respuesta posible es que no utilizarían a la Metropolitana.
Conde presentó un proyecto de declaración de repudio junto al diputado porteño José Cruz Campagnoli.
Mientras la Metro inició un sumario por atentando y resistencia a la autoridad contra los vecinos, radicado ante la fiscalía 15, de Mariana García. No incluyeron al gendarme.
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