EL MUNDO › CUATRO BULGAROS Y DOS TAILANDESES MUERTOS EN ATAQUES EN EL SUR IRAQUI
Disparen contra los eslabones más débiles
Después de los ataques contra componentes españoles e italianos de la ocupación de Irak, ayer fue Polonia, que dirige la División Internacional en Karbala, el blanco de un ataque simultáneo con cuatro coches bomba, morteros y armas automáticas. Hubo seis soldados extranjeros y siete iraquíes muertos. Y pudo ser mucho peor.
Por Robert Fisk*
Desde Bagdad
En un ataque cuidadosamente planeado y claramente organizado para cobrar las vidas de docenas de tropas de ocupación, insurgentes iraquíes asaltaron ayer a fuerzas dirigidas por Polonia en la ciudad santa musulmana chiíta de Karbala. Al menos seis soldados extranjeros –cuatro búlgaros y dos tailandeses–, así como siete iraquíes, fueron muertos, y casi 40 resultaron heridos.
Atacantes suicidas dirigieron tres coches bomba hacia bases militares occidentales con una sincronización de segundos, respaldados por guerrilleros que disparaban rifles y morteros. Esta es la primera vez que se lanza un ataque de esta escala contra fuerzas de ocupación en Karbala –donde la tumba del mártir chiíta del siglo VII Hussein es uno de los lugares santos musulmanes más importantes en Irak–, pero su significado va mucho más allá de las muertes de ayer.
Los polacos han sido atacados casi diariamente en torno a Hilla; los españoles perdieron ocho oficiales de inteligencia en una emboscada en noviembre y los carabinieri italianos sufrieron 18 muertes en Nasiriya. ¿Cuán pronto golpearán los atacantes contra el gran contingente británico en Basora? Esa será la pregunta presente en la mente de cada soldado británico en Irak.
Sólo la reacción notablemente rápida de las tropas polacas y búlgaras parece haber prevenido una masacre en Karbala: los conductores de los cuatro coches bomba aparentemente fueron baleados y muertos por los guardias antes de que pudieran estrellarse dentro de bases militares contra la universidad de la ciudad y la oficina del alcalde. El mayor general Andrzej Tyszkiewicz, jefe de la fuerza multinacional que cubre Karbala pero que tiene base en Hilla, calificó los atentados como “un ataque coordinado, masivo... que buscaba hacer mucho daño”.
Una de las bombas estalló en la oficina del alcalde, prendiendo fuego el edificio e hiriendo a policías locales en su exterior. Las principales víctimas fueron soldados búlgaros, aunque un mortero apuntado al contingente búlgaro erró su blanco e hirió a civiles en el campus de la universidad. Un portavoz del Ministerio de Defensa polaco dijo que no había polacos entre los muertos.
La mayor parte de la resistencia a la ocupación de Irak ha provenido de islamistas dentro de la comunidad musulmana sunnita. Si los chiítas, que representan el 60 por ciento de la población, fueran a unirse a la insurgencia, la ocupación sería casi imposible de mantener. Guerrilleros de la misma fuerza de influencia wahabita-sunnita que ha matado más de 200 soldados norteamericanos desde que el presidente Bush afirmara que las “grandes operaciones de combate” habían terminado, bien pueden ser responsables del ataque de ayer en Karbala, esperando que los polacos y los búlgaros sobrerreaccionen matando civiles, como los norteamericanos han hecho, provocando una respuesta de los chiítas.
Los polacos enviaron su “fuerza de reacción rápida” ayer por la tarde dentro del área de Karbala, pero no se informó de bajas civiles en ningún allanamiento ni arrestos.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.