Martes, 23 de agosto de 2016 | Hoy
EL MUNDO › EMPIEZA LA CARRERA POR LAS CANDIDATURAS PARA 2017 Y EL EX MANDATARIO COMENZó SU CAMPAñA
El ex mandatario debe competir en las primarias con el ex primer ministro Alain Juppé, el favorito de la derecha francesa hasta los últimos meses, cuando Sarkozy ganó terreno a favor de un discurso de “mano dura” contra el terrorismo.
Por Eduardo Febbro
Página/12 En Francia
Desde París
La primera fase de la disputa de la candidatura presidencial para las elecciones que se celebrarán en 2017 se destapó este fin de semana en Francia. El ex presidente francés Nicolas Sarkozy oficializó la suya a través de un mensaje en Twitter al mismo tiempo que presentó su libro Todo por Francia, el cual constituye, como él mismo lo reconoce, un “punto de partida” en la conquista de la nominación suprema. A su vez, en la izquierda, cuatro candidatos se postularon con, en este caso, un doble objetivo: competir por la presidencia y evitar a toda costa que el actual jefe del Estado, François Hollande, lleve a cabo su quimérico proyecto de volver a presentarse en 2017. Nicolas Sarkozy no tiene el camino trazado. Antes de ser el candidato oficial deberá participar en la consulta primaria prevista para el mes de noviembre e imponerse a los otros aspirantes de la derecha y del centro.
Sarkozy no sorprendió con su anuncio, aunque sí con la forma en que formalizó su aspiración a una candidatura presidencial en cuyo trazado tiene, entre los 11 candidatos declarados, un serio adversario: el ex canciller y primer ministro Alain Juppé, hoy intendente de Burdeos y favorito de todos los sondeos de opinión. Sin embargo, durante los últimos meses, Sarkozy ha ido ganando terreno frente a Juppé y parece estar ahora en condiciones de, al menos, disputar la presidencia. Los atentados terroristas de 2015 y 2016 (Charlie Hebdo en enero, 13 de noviembre en París, el del 14 de julio de este año en Niza y el asesinato de un párroco en el noroeste de Francia) trastornaron la dinámica que favorecía a Alain Juppé dentro del partido Los Republicanos.
Las posturas intransigentes y populistas de Sarkozy, sus propuestas a menudo descabelladas o anticonstitucionales y su “mano dura” contra todo consuelan a un electorado desorientado, atraído por la xenofobia y el radicalismo de la seguridad de la extrema derecha y que se siente desamparado. En ese intersticio abierto por la ola de atentados se deslizó Sarkozy para ser, de nuevo, una figura clave y con sólidas chances de ganar la candidatura de su partido, Los Republicanos, a cuya presidencia renunció para competir en las primarias. Los análisis del ex jefe del Estado y de su equipo de campaña han resultado pertinentes. En 2015, el sueño de la reelección parecía inalcanzable. Sarkozy estaba más de diez puntos por debajo de Alain Juppé, con una imagen turbia y acorralado por media docena de procesos judiciales.
Pero Sarkozy creyó en su suerte con el ejemplo de Mauricio Macri como carta del destino. En mayo de este año, el ex mandatario visitó la Argentina, donde fue recibido con todos los honores. Según contó al semanario Paris Match, Nicolas Sarkozy estaba convencido de que, al igual que con el actual presidente argentino, la adversidad de los sondeos se daría vuelta porque una cosa son las encuestas, y “otra la gente”. Sarkozy dijo al semanario: “Estaba en Buenos Aires en agosto de 2015 cuando Mauricio Macri aparecía en tercer lugar en los sondeos. La prensa no apostaba mucho por sus posibilidades. Macri contradijo todos los pronósticos y derrotó a Daniel Scioli, el candidato de Cristina Kirchner”. El ex presidente tiene un credo que lo ha llevado casi siempre a forzar su destino. “La vida es riesgo”, dijo Sarkozy en Buenos Aires. Lo corrió en 2014 cuando regresó a la acción política luego de haber perdido las elecciones presidenciales de 2012 ante François Hollande. En aquel entonces parecía un hombre acabado, incluso durante 2014, cuando se propuso retomar el liderazgo de la oposición. Hoy se ha instalado como eje ineludible. Su libro Todo por Francia es un programa detallado. Sus 231 páginas están divididas en cinco capítulos que constituyen una plataforma electoral: “El desafío de la verdad”, “El desafío de la identidad”, “El desafío de la competitividad”, “El desafío de la autoridad” y “El desafío de la libertad”.
La confirmación de la candidatura de Nicolas Sarkozy respalda las previsiones de François Hollande. El presidente contaba con la variable Sarkozy para volver a presentarse. Incluso si Nicolas Sarkozy llegara a ganar las primarias de noviembre, le queda todavía superar a sus rivales en la elección presidencial propiamente dicha. El actual jefe del Estado bate records de impopularidad, pero apuesta al rechazo que podría suscitar la candidatura de Sarkozy en un amplio sector del electorado, sobre todo en el centro y en la misma izquierda. Los sondeos indican que, de cara a una disputa por la presidencia, Alain Juppé es el favorito de los electores. Sin embargo, en las primarias de la derecha, es Sarkozy quien, hoy, destronó a Juppé. François Hollande plantea su reelección en esa línea: una victoria de Sarkozy en las primarias le dejaría una posibilidad certera de ser reelecto. Sin embargo, su propio campo lo boicotea. No menos de cuatro personalidades de la izquierda, entre las cuales figuran tres ex ministros de su anterior gobierno, se han declarado candidatos a las presidenciales de 2017, sobre todo para trabar la idea de la reelección de Hollande: se trata de la ex ministra de la Vivienda, Cécile Duflot (Ecologista), del ex ministro de Economía y Reactivación Productiva, Arnaud Montebourg (PS), del ex ministro de Educación, Benoît Hamon (PS), y de Jean-Luc Mélenchon, líder del Partido de Izquierda. Cada uno de ellos está aliado en torno de una misma consigna: “Todo menos Hollande”.
La izquierda francesa es un marasmo cacofónico mientras que, izquierda y derecha, están acechados por la misma amenaza: la extrema derecha del Frente Nacional y su espectacular progresión. Sarkozy y Hollande se juegan sus cartas en torno de dos variables: François Hollande pone sus fichas sobre la carta Sarkozy y éste, a su vez, las coloca sobre la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen. Las encuestas predicen que, el año que viene, Marine Le Pen derrotaría a François Hollande en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, lo que le dejaría a Sarkozy la presidencia servida en una bandeja de oro.
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