EL MUNDO › OPOSITORES ARMADOS Y PACIFICOS EXIGEN LA RENUNCIA DEL PRESIDENTE
El único diálogo es el de las armas
Haití, escenario desde hace varias semanas de una insurrección contra el presidente Jean Bertrand Aristide, se acercó un poco más a un baño de sangre cuando los opositores rechazaron el plan de paz dirigido por EE.UU. Aristide acusó a sus enemigos de “terroristas”.
La oposición haitiana rechazó el plan de paz presentado por la OEA y Estados Unidos, entre otros países, dijo Evans Paul, ex alcalde de Puerto Príncipe y dirigente de la Plataforma Democrática, la coalición opositora al presidente Jean Bertrand Aristide. La comunidad internacional había puesto un nuevo plazo para que la oposición respondiera si aceptaba su plan de paz, que respeta el mandato de Jean Bertrand Aristide hasta el 2006 pero recorta sus poderes. “El apoyo al plan sigue dependiendo del mantenimiento del presidente en el cargo”, indicó el líder de la oposición, Micha Gaillard, horas antes de la negativa de Paul, que también exige la renuncia de Aristide. Mientras, el conflicto sigue empeorando: los rebeldes tomaron la ciudad de Port de Paix, la segunda en población de este país. Desesperado, Aristide volvió a pedir que la comunidad internacional actúe rápidamente “porque lo que está pasando es un genocidio”. También reconoció que de los 5000 policías que tenía antes del alzamiento rebelde ahora sólo cuenta con 4000. Y exhortó a la población a “proteger” a la policía.
“En 2001, el mundo entero dijo no a los actos terroristas del 11 de septiembre. Ahora el mundo debería decir que no de nuevo”, afirmó ayer Aristide en una conferencia de prensa en Puerto Príncipe, donde volvió a decir que no piensa renunciar. También pidió a la oposición que termine con la violencia y diga “sí” al plan de paz propuesto por la comunidad internacional para resolver la actual crisis política. Ofreció una transacción que fue ignorada por la oposición: adelantar las elecciones legislativas a noviembre de este año. Por último advirtió que si el mundo no ayuda a remontar la crisis de su nación, muchos de sus compatriotas podrían intentar llegar hasta las costas de Florida, en Estados Unidos. Enseguida, el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense informó que sus guardacostas mantienen una fuerte vigilancia en las aguas de Florida y en El Paso de los Vientos, un pequeño estrecho que separa Cuba de Haití. Se teme que con la toma de Port de Paix, la segunda ciudad con mayor población de Haití, haya una avalancha de refugiados.
La crisis humanitaria sigue agudizándose: el domingo, en Cabo Haitiano una multitud saqueó un depósito de alimentos de la ONU y se llevó 800 toneladas de mercadería. Esta organización alertó acerca de que si el conflicto sigue empeorando, la escasez de alimentos será “inevitable”. Entretanto, la organización Action Aid dijo que en la capital los alimentos están a punto de acabarse y advirtió que las familias pobres podrían morir de inanición si sus magros ingresos diarios se ven cortados por los disturbios. “Si los adultos no salen a las calles por un solo día, sus familias están en problemas”, indicó Edele Thebaud, vocera de Action Aid. “No tienen dinero para comprar comida y almacenarla en sus casas. Esa es la realidad para el 75 por ciento de la gente de Puerto Príncipe”, explicó.
Mientras, manifestantes leales a Aristide armaron barricadas en las rutas hacia la capital y durante el fin de semana desbarataron un ataque rebelde contra dos comisarías en los suburbios de la capital. Tienen armas semiautomáticas que incluyen ametralladoras M14 y pistolas Glock de 9 milímetros, por lo que se espera que los enfrentamientos con los rebeldes, una vez que éstos lleguen a Puerto Príncipe, sean más feroces que los que los insurgentes tuvieron con la policía en Cap Haitien. Es que no bien los rebeldes entraron en esta ciudad el domingo pasado, los efectivos huyeron inmediatamente.
En cuanto a la toma de Port de Paix, las radios locales informaron que no se sabe si allí hubo víctimas. Desde que estalló el 5 de febrero pasado, el alzamiento contra Aristide ha dejado cerca de 70 muertos y varios cientos de heridos. Los insurgentes, dirigidos por el ex comisario Guy Philippe, controlan la mitad del país, o sea que cinco de los nueve departamentos de Haití están en sus manos. Ayer, Philippe reiteró en Radio France International que la meta de sus tropas es “liberar Puerto Príncipe”. Pero ayer, los rebeldes parecían dispuestos a consolidar suvictoria antes de avanzar hacia la capital. Según los corresponsales extranjeros que están en Cap Haitien, allí no se ven signos de una partida inminente hacia la capital. Por eso todavía podría existir la posibilidad de una solución política a la crisis.
La comunidad internacional, dirigida por el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, ha sugerido un acuerdo de poder compartido en el que Aristide permanecería en su cargo los dos años que le quedan de mandato, pero renunciaría al control del gobierno, que estaría integrado por un primer ministro “neutral” y un gabinete conformado por representantes de todos los partidos. El sábado, Aristide aceptó el plan, pero los líderes de la oposición pusieron como condición para aceptar cualquier acuerdo que el presidente renuncie. Eso es lo que seguían exigiendo ayer.