EL MUNDO
Un rumoreado referendo británico sobre la Constitución de Europa
En un clima de hermetismo oficialista, el canciller Jack Straw hablará hoy de la postura del gobierno acerca de la reforma a la Constitución europea y la eventual consulta británica.
Por Marcelo Justo
En medio de una intensa especulación en torno del posible anuncio de un referendo británico sobre la futura Constitución europea, el canciller Jack Straw comparecerá hoy ante el Parlamento para aclarar la posición oficial al respecto. La polémica reforma constitucional intenta crear nuevos mecanismos de decisión para una Unión Europea que tendrá 25 miembros a partir de este primero de mayo, pero ha sido atacada por sus detractores como un intento de formar un superestado europeo y borrar las diferencias entre las naciones. El premier Tony Blair descartó enfáticamente hasta el momento que se hiciera una consulta popular sobre la reforma constitucional europea, pero una serie de declaraciones públicas de miembros de su gabinete y de calculadas filtraciones a la prensa han dejado a todos en Gran Bretaña con pocas dudas sobre el cambio de postura del mandatario laborista.
Blair se negó ayer a pronunciarse sobre el tema durante un discurso en Londres, aunque ofreció un encendido elogio de las posibilidades que se abren con la incorporación de 10 nuevos miembros, la mayoría del este europeo. “El 1° de mayo será un día genuinamente histórico. Será el día en que se enterrarán las divisiones de Europa, legado de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Fría. Será el primer día para una Europa reunificada, para una UE de 25 países”, dijo. Las palabras del primer ministro se quedaron cortas respecto de la expectativa creada el fin de semana, pero poco después su propia oficina de prensa indicó que el canciller Straw haría hoy un anuncio al Parlamento sobre el tema.
Aunque la oficina se negó a dar detalles sobre el anuncio, las declaraciones que se sucedieron en los últimos días han dejado en claro la dirección en que se está moviendo el tablero político británico. El domingo el viceprimer ministro John Prescott adelantó que el gobierno siempre estaba abierto a una consulta popular. “Cuando lo consideramos necesario, consultamos al pueblo británico. El primer ministro indicó que sigue muy atentamente el debate que hay sobre el tema”, dijo Prescott. El cambio de posición no puede ser más marcado. En octubre del año pasado el mismo Blair reiteró en términos inequívocos que no habría referendo sobre el tema. Y explicó por qué. “La razón es que la Constitución no cambiará de modo fundamental la relación entre la Unión Europea y el Reino Unido”, indicó Blair. Es decir, no había razones de fondo –constitucionales– que afectaran a Gran Bretaña como para realizar un referendo.
Sin embargo, la oposición conservadora, mayoritariamente opuesta a la adopción del euro como moneda y a una profundización de la unión con Europa, ha montado una campaña bastante efectiva para convencer a la opinión pública de que la Constitución pone en entredicho la independencia británica. En una encuesta de la firma YouGov que publicó ayer el periódico The Sun, un 53 por ciento de los 2462 consultados se opone a la Constitución, mientras que sólo un 16 por ciento la apoya, y el resto no está seguro. Otro especialista en este tipo de sondeos, el fundador de la compañía Mori, Bob Worcester, afirmó que el resultado de una votación sobre el acuerdo europeo sería “muy apretada”. Según Worcester, las encuestas de los últimos dos o tres años muestran una división muy pareja entre los que están en contra y los que creen que el futuro del Reino Unido está en Europa. Curiosamente todo este encendido debate se produce en torno de un texto aún inexistente. En efecto, la UE recién espera acordar el texto final de la Constitución en la próxima cumbre del 17 y 18 de junio.