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El oficialismo conservador uruguayo parece haber entrado en un camino de no retorno. La gestión del presidente Jorge Batlle es “mala” o “muy mala” para un 68 por ciento de los uruguayos, según una encuesta de Barómetro Latinoamericano, representado en Uruguay por la consultora Cima, difundida ayer por el diario El País. El estudio de Barómetro Latinoamericano reveló además que “todos los problemas que preocupan a los uruguayos, el presidente los ha manejado mal y muy mal”.
Las respuestas a la pregunta “¿La forma que viene desempeñando su trabajo el presidente es muy buena, buena, ni buena ni mala o muy mala?” mostraron que 7 por ciento opina que es buena o muy buena; ni buena ni mala, 22 por ciento; mala, 38 por ciento; muy mala, 30 por ciento, y no sabe o no responde, 3 por ciento. La encuesta estableció además que los problemas más graves que preocupan a los uruguayos son el desempleo (45 por ciento), la economía (19 por ciento), la inestabilidad y la falta de confianza (13 por ciento), la corrupción (9 por ciento), la educación (4 por ciento); la salud (4 por ciento), la seguridad (2 por ciento) y las relaciones con los países vecinos (1 por ciento).
Batlle asumió el 1º de marzo de 2000 después de ser electo en noviembre de 1999, con 54 por ciento de los votos en una segunda vuelta electoral, tras haber obtenido un apoyo de 33 por ciento del electorado en la primera vuelta de octubre del mismo año. Durante su mandato, Uruguay vivió en 2002 una de las peores crisis económicas de su historia, con la reducción de 11 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI), un desempleo de casi el 20 por ciento, la caída del salario real en más de un 20 por ciento, la fuga de 45 por ciento de los depósito bancarios y la pérdida de casi 80 por ciento de las reservas internacionales. El país comenzó su recuperación en 2003, con un crecimiento del PBI de 2 por ciento, pero el impacto social de la crisis empeoró ese año, con un aumento de la pobreza que alcanzó a cerca de 30 por ciento de la población urbana.