EL MUNDO
Teníamos razón porque sí, insiste el dúo anglosajón
Contra toda evidencia, George W. Bush y Tony Blair negaron los informes de la Comisión del 11-9 y siguen diciendo que Al Qaida y Saddam estaban vinculados.
Por Colin Brown y David Usborne *
Desde Londres y Nueva York
El presidente George Bush y la oficina del primer ministro británico desafiaron ayer a la comisión independiente de Estados Unidos sobre el 11 de septiembre e insistieron que había conexiones entre Saddam Hussein y Al Qaida. El informe de la comisión del miércoles le asestaba un golpe devastador a la credibilidad de uno de los motivos del presidente Bush para declarar la guerra contra Irak, al encontrar que no había evidencia creíble de que el régimen de Saddam estuviera ligado a la organización terrorista de Osama bin Laden. En una respuesta cuidadosamente coordinada a la comisión, Londres y Washington insistieron en que Saddam había permitido que Al Qaida operara dentro de Irak antes de los ataques del 11 de septiembre a Estados Unidos.
“La razón por la cual sigo insistiendo en que había una relación entre Irak y Saddam y Al Qaida es porque había una relación entre Irak y Al Qaida”, dijo Bush. “Esta administración nunca dijo que los ataques del 11 de septiembre fueron orquestados entre Saddam y Al Qaida. Dijimos que hubo numerosos contactos entre Saddam Hussein y Al Qaida”, dijo. Unas pocas horas antes, Tony Blair insistió en que Saddam había creado un “ambiente permisivo” para los terroristas y para los operativos de Al Qaida en Irak. “El primer ministro siempre ha dicho que Saddam creaba un ambiente permisivo para el terrorismo y sabemos que la gente afiliada a Al Qaida operaba en Irak durante el régimen. El primer ministro siempre dejó en claro que el de Saddam era un Estado paria que amenazaba la seguridad de la región y del mundo”, dijo el vocero.
En oposición a la administración de Estados Unidos, Blair evitó cuidadosamente hacer declaraciones de que Saddam estuviera involucrado en los ataques de Al Qaida el 11 de septiembre. Aun los “dossier deshonestos” evitaban hacer tales declaraciones. Desafiado por The Independent, el vocero de Downing Street dijo que el Nº 10 no estaba afirmando que hubiera una relación directa entre los atacantes del 11 de septiembre y Saddam, sino que insistía en que había evidencia de que Saddam había creado un “régimen permisivo” dentro del cual podía operar Al Qaida.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell, también se negó a retractarse. Le dijo a la televisión Al Jazzeera que había una conexión entre Irak y Al Qaida. “Hemos visto estas conexiones y seguimos sosteniendo eso”, dijo. “No dijimos que estuvieran relacionados con el 11 de septiembre.” La conexión era un factor clave en los justificativos del presidente Bush para desatar la guerra. Pero no jugaba un rol en el argumento de Blair para la acción. Su argumento descansaba exclusivamente en las supuestas armas de destrucción masiva de Saddam.
En una molestia aún mayor ayer para la administración Bush, la comisión independiente informó que las fuerzas de defensas de Estados Unidos no respondieron lo suficientemente rápido en los minutos y horas después que los terroristas secuestraron cuatro aviones comerciales la mañana del 11 de septiembre. El caos y los errores en las comunicaciones posteriores provocaron una demora crucial al repetir las órdenes para que los aviones fueran interceptados o derribados. “En la mañana del 11 de septiembre, el protocolo existente no era apropiado en cada aspecto para lo que estaba por suceder”, aseguró el informe.
Tal era la falta de coordinación entre los controles de tráfico aéreo que los oficiales militares y los altos miembros del gobierno esa mañana, cuando Cheney, el vicepresidente, finalmente autorizó que aviones militares derribaran a los aviones secuestrados, éstos ya habían impactado en sus blancos. Sin embargo, el vicepresidente brevemente creyó que dos de los aviones habían sido en realidad derribados. “Tengo entendido que ya se deshicieron de un par de aviones”, le dijo Cheney al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, en una conversación telefónica, una transcripción que estaba entre el material dado a conocer anoche.
El panel también emitió segmentos de las grabaciones que tenían porciones de otras conversaciones de ese día. Una, aparentemente, tenía palabras dichas por Mahammed Atta, el jefe de la banda de los secuestradores, mientras estaba en los controles del vuelo 11 de American Airlines, que partió de Boston y fue el primer avión que impactó en las Torres Gemelas. “Quédense quietos y estarán bien. Estamos volviendo al aeropuerto”, se oye decir a Atta a los pasajeros. Más tarde advierte: “Si tratan de hacer cualquier movimiento, se pondrán en peligro ustedes y al avión”. La comisión llevó a cabo ayer su audiencia pública final sobre los ataques, antes de emitir un informe completo y final el mes que viene.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.