EL MUNDO › ANSAR AL-SUNNA DESMINTIO LA MUERTE DEL MARINE

La decapitación que no fue

El grupo ligado a Al-Qaida que secuestró a un marine en Irak negó haberlo decapitado. El gobierno interino anunciará amnistía parcial a los insurgentes. E Irán querellará a Saddam Hussein.

El grupo iraquí Ansar al-Sunna, ligado a la red terrorista Al-Qaida, que había reivindicado el secuestro del marine estadounidense de origen libanés Wassef Ali Hassoun, desmintió su decapitación, mientras el gobierno provisorio de Irak anunció que prepara una amnistía y espera una tregua de los resistentes chiítas más radicalizados. A pesar de las declaraciones de un optimista Allawi, ayer la violencia seguía en Irak. Tres personas, una de las cuales era un kamikaze, murieron y otra resultó herida, en un intento de ataque con coche bomba contra la guardia nacional en Baba, a 60 kilómetros al norte de Bagdad, según fuentes de la seguridad iraquí y de un hospital. Además, la guerrilla iraquí saboteó un oleoducto que une el sur y el norte del país, en Hawijat, Faluja, 80 kilómetros al sudoeste de Bagdad. A todo esto, Irán prepara su querella contra Saddam Hussein.
La confusión imperó sobre el destino del marine Ali Hassoun, de 24 años, luego de que el grupo que lo secuestró negara haberlo decapitado, a pesar de las declaraciones publicadas que lo afirmaban en dos sitios de Internet de extremistas islámicos. El ex jefe de las fuerzas de Estados Unidos en Irak, Ricardo Sánchez, salpicado por el escándalo de las torturas a prisioneros iraquíes en la cárcel Abu Ghraib, negó que la insurgencia en Irak fuera de tipo nacional, y la atribuyó al terrorismo internacional. Sánchez rechazó toda comparación de la situación en Irak con Vietnam y consideró que la población iraquí “no apoya” la insurrección y que “en Irak no habrá empantanamiento”. El primer ministro iraquí, Iyad Allaui, reiteró su optimismo sobre el futuro de Irak e insistió en que, para sofocar la violencia, pueda decretar una amnistía para los rebeldes que luchan contra la ocupación, siempre que entreguen sus armas. El gobierno interino afirmó que muchos iraquíes, entre ellos los que fueron expulsados del ejército, los que perdieron sus trabajos o los que no tienen medios de subsistencia, se vieron obligados, a pesar de su voluntad, a unirse a la resistencia.
Allawi manifestó hace una semana su deseo de otorgar una amnistía a todos los iraquíes que se hubieran sumado a la insurgencia, pero que no tuvieran las manos manchadas de sangre. Se anunciaría en estos días una Ley de Seguridad que permitiría a las nuevas autoridades iraquíes declarar el estado de excepción en aquellas zonas del país donde el combate contra los insurgentes iraquíes es más feroz. Allawi llegó a considerar como factible la posibilidad de “aplicar el toque de queda si es necesario”, en declaraciones a un diario británico. Sánchez opinó que si la “iniciativa de reconciliación” planeada por el primer ministro se amplía “al conjunto de los iraquíes”, habrá “una buena posibilidad” de convencer a los rebeldes de que escojan “la neutralidad, incluso quizá de reintegrarlos en la sociedad”. “En cuanto a los terroristas y los extremistas, no tendremos otra opción que combatirlos hasta el final. Y matarlos”, afirmó Sánchez, en la ceremonia de despedida ante su renuncia formal a su cargo.
Mientras tanto, el ex administrador civil Paul Bremer dijo que se ha olvidado de que a Estados Unidos le tomó doce años redactar su propia Constitución. Bremer admitió que ha habido lentitud en el proceso de la reconstrucción iraquí, de lo que responsabilizó a la burocracia gubernamental estadounidense y a las demoras en la promulgación de las leyes de contratación para esas tareas. Bremer dijo que podría dar una alta calificación a las autoridades interinas iraquíes que asumieron el poder el 28 de junio pasado, dos días antes de la fecha fijada por la Casa Blanca, por el enfoque que hasta ahora mantiene acerca de los sublevados y el futuro del país. Explicó que la democracia que se está desarrollando en Irak con la asistencia de EE.UU. “no es al estilo estadounidense”.
Mientras la transferencia del poder al gobierno interino es aplaudida por algunos y abucheada por otros, se sumó otra demanda más contra el derrocado Saddam Hussein que será presentada ante el Tribunal que lo juzgará, liderado por el cuñado de Ahmed Chalabi, acérrimo enemigo de Saddam, quien fuera acusado por Estados Unidos de vender información deinteligencia falsa. Irán presentará su demanda por la guerra iniciada por Saddam Hussein contra ese país en 1980 y la utilización de armas químicas, anunció ayer el Ministerio de Relaciones Exteriores iraní. Con respecto a las armas de destrucción masiva, Jeremy Greenstock, quien durante seis meses fue enviado británico en Irak, reconoció ayer que “no las hay ahí”.

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Seguidores del depuesto Saddam Hussein se manifestaron en favor de su líder ayer en Irak.
Esta semana, por primera vez desde su captura, apareció públicamente Saddam ante la Justicia.
 
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