EL MUNDO › COMO SON LAS MUJERES QUE SE INMOLAN EN LOS ATENTADOS ANTIRUSOS

La dura venganza de las Viudas Negras

Por Andrew Osborn *
Desde Moscú

Ayer se develó el motivo de una de las principales sospechosas, una mujer chechena de 27 años, del atentado suicida contra dos aviones rusos la semana pasada: venganza. Amanta (también conocida como Aminat) Nagaeva experimentó en persona el lado duro del brutal conflicto de una década entre Rusia y la región separatista, según sus vecinos en Chechenia. Hace tres o cuatro años, uno de sus tres hermanos sospechado de terrorismo fue secuestrado, aparentemente por fuerzas federales rusas. Como muchos otros que han sufrido el mismo destino, nunca más se supo de él y se supone que está muerto.
Según el periódico ruso Izvestia, su perfil se asemejaba al de una suicida chechena arquetípica –las Viudas Negras, como se las conoce–. “Como demuestra la experiencia, prácticamente todas las suicidas femeninas que se han inmolado en Moscú o en el Cáucaso eran esposas de luchadores (rebeldes) que murieron en combates con las fuerzas federales o han perdido familiares cercanos involucrados en las hostilidades”, escribió el periódico. “Nagaeva tenía un motivo claro para convertirse en una suicida; al inmolarse y hacer explotar el avión estaba vengando la muerte de su hermano.” Nagaeva estaba rumbo a Volgogrado a bordo del TU-134, que estalló en el aire a 200 millas al sur de Moscú, mientras que otra de las principales sospechosas, una mujer chechena solamente conocida como S. Dzhebirkhanova, estaba rumbo a la ciudad balnearia de Sochi, sobre el Mar Negro, en el TU-154 que cayó minutos después del otro avión. Ochenta y nueve personas murieron en las dos explosiones.
Las sospechas de los investigadores surgieron cuando nadie fue a identificar los cuerpos de las dos mujeres. Sus temores de que la catástrofe fuera en realidad un atentado se confirmaron cuando el SFS (Servicio Federal de Seguridad) descubrió rastros de un potente explosivo tradicionalmente utilizado por rebeldes chechenos en las ruinas de uno de los aviones. Además, el comportamiento de ambas mujeres fue sospechosamente similar. Las dos hicieron el check-in a último momento, dieron pocos datos sobre su identidad y se sentaron en la parte de atrás de los aviones, cerca de los baños y de los motores. También pareciera que ambas estaban en el epicentro de las explosiones.
En el caso de Nagaeva, los restos de su cuerpo estaban esparcidos sobre una amplia área. Los investigadores encontraron primero su pierna, luego su cabeza y finalmente sus costillas. Esta distribución tan esparcida de los cuerpos les resulta familiar a los investigadores rusos. El cuerpo de un suicida checheno que se inmoló en diciembre del año pasado cerca del Kremlin fue encontrado de manera muy similar. La revelación del aparente rol de ambas mujeres surgió cuando las autoridades rusas anunciaron que habían encontrado rastros del explosivo exógeno en las ruinas del segundo avión. El día anterior se habían encontrado rastros similares en las ruinas del TU-154 que explotó en el sur de Rusia. Según los oficiales, esto era evidencia de que el avión cayó por un acto terrorista. Ambos aviones cayeron el martes por la noche después de despegar del aeropuerto Domodedovo de Moscú, uno de los aeropuertos más modernos y sofisticados de Rusia. El descubrimiento de los explosivos indica una importante debilidad en la seguridad de la red de transporte aéreo que cubre el enorme país.
También es significativo el momento de la tragedia de la semana pasada: ocurrió cinco días antes de las elecciones presidenciales en Chechenia de hoy. También ocurrió cerca de la fecha de cumpleaños del fallecido presidente Ajmad Kadyrov, el presidente checheno que fue asesinado en mayo. Los rebeldes chechenos son conocidos por el fuerte sentido de simbolismo detrás de sus ataques.
Un desconocido grupo islámico llamado las Brigadas Islambouli ha reivindicado la responsabilidad de los ataques, diciendo que estabandiseñados para castigar a Rusia por su guerra no oficial en Chechenia. Los investigadores creen que las bombas, que podrían haber sido tan pequeñas como un jabón o podrían haber tenido la forma del cinturón suicida tradicional utilizado por las Viudas Negras, fueron detonadas en los baños para así pulverizar de manera inmediata los motores de los aviones. Los medios rusos han especulado sobre si las dos mujeres recibieron ayuda desde adentro de alguien que trabaja en el Domodedovo para subir los explosivos a bordo. La empresa a cargo de la seguridad del aeropuerto ya admitió que hay “agujeros” en el proceso de seguridad y que solamente utiliza su mejor equipamiento de detección sobre bases selectivas.
Los inspectores del gobierno encontraron serios problemas en el mismo aeropuerto en mayo. Frente al doble desastre de la semana pasada, el presidente Vladimir Putin ordenó quitarles a los operadores aeroportuarios la responsabilidad por la seguridad y traspasarlo al Ministerio del Interior.
Putin esperaba que las elecciones presidenciales de hoy en Chechenia (que se espera que sean fácilmente ganadas por un candidato apoyado por el Kremlin) cubrieran a la república de un velo de normalidad fabricado por Moscú. Pero esa esperanza murió junto con los 89 pasajeros de los dos aviones.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman

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