EL MUNDO › LOS ESTRATEGAS REPUBLICANOS APUESTAN A UN VIRAJE AL CENTRO PARA CAPTAR A LOS INDECISOS
Cómo vender a un extremista haciéndolo moderado
En sus tres años y medio en la Casa Blanca, George W. Bush se portó como uno de los presidentes más derechistas de la historia de EE.UU. Pero ahora, con las encuestas en virtual empate rumbo a las elecciones, la Convención que empieza mañana en Nueva York tratará de hacerlo parecer razonable.
Por Rupert Cornwell *
Desde Washington
Podrá haber desórdenes en las calles de Nueva York afuera, pero la Convención Republicana dentro de la fortaleza del Madison Square Garden esta semana irradiará tolerancia y dulce razonabilidad, a medida que el partido apela a los votantes moderados que pueden decidir las elecciones presidenciales de noviembre. La policía estaba anoche completando sus dispositivos para lo que seguramente será la reunión política más fuertemente protegida de la historia estadounidense y para la cual una masiva manifestación puede llegar a dar hoy un prólogo posiblemente violento. Se esperan hasta 250.000 manifestantes anti-guerra y anti-Bush.
Para Bush la convención será la plataforma para exponer sus planes para un segundo mandato durante su discurso del jueves en la hora de mayor audiencia, cuando aceptará formalmente su renominación. Como en 2000, se posicionará como el líder de un partido que apela tanto a los centristas como a su base conservadora. La plataforma política definitiva de la convención ignora exigencias conservadoras sobre temas como investigación molecular e inmigración. “Los conservadores fueron malamente dejados de lado –dice Richard Lessner, director de la Unión Conservadora de América–. Muchos republicanos de base estarán muy descontentos”. Casi nada será escuchado de los duros del Partido en el Capitolio, tales como el archiconservador texano Tom De Lay, líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, o el senador Rick Santorum, un enemigo implacable del aborto y de las “desviaciones” sexuales.
Los asistentes a la Convención serán obsequiados con una procesión de moderados, lo que es esencial si el partido quiere llegar a los independientes y centristas que probablemente decidirán el desenlace en noviembre. La noche de apertura mañana incluirá al senador John McCain, de Arizona, posiblemente el político más popular del país. Otros oradores serán el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, y el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, ambos opuestos a la prohibición del aborto y defensores de los derechos de los gays. El objetivo, como en 2000, será presentar al partido como una “gran carpa” en la que los moderados pueden encontrar un hogar de manera confortable. El problema, por supuesto, es que el presidente es conocido a estas alturas, y que la moderación puede ser difícil de vender.
Una serie de encuestas dio al presidente la semana pasada una ventaja de dos o tres puntos sobre su rival demócrata. Aunque el margen se reduce a un empate en términos estadísticos, Bush parece haber eliminado la ligera ventaja ganada por John Kerry luego de su propia convención en Boston.
Casi con seguridad, el vuelco refleja el impacto de los avisos de campaña de un grupo de veteranos compañeros de Kerry en Vietnam, afirmando que él había mentido sobre partes de su legajo de guerra. Estas afirmaciones se han demostrado falsas e incluso Bush sostiene que no cree en ellas, pero han dominado la campaña y han forzado a Kerry a la defensiva, mellando su imagen de confiabilidad.
Los estrategas republicanos creen que cualquiera de las manifestaciones de esta semana trabajarán a su favor, creando temores entre los votantes indecisos de que los demócratas son extremistas, del mismo modo que la violencia anti-guerra de Vietnam en la Convención Demócrata de 1968 ayudó a Richard Nixon, el candidato republicano, a reunir su “mayoría silenciosa” de votantes. Los republicanos eligieron a Nueva York para su convención y seleccionaron una fecha lo más cercana posible al 11 de septiembre, en una apuesta desembozada para explotar el tercer aniversario de los ataques a las Torres Gemelas. La aparición de Bush entre los socorristas, altoparlante en mano, es vista como el mejor momento de su presidencia.
Pero la hostilidad personal hacia él en esta ciudad demócrata, y hacia la guerra en Irak, lo han forzado a descartar sus planes para una visita a la Zona Cero. Puede que el jueves sólo pase unas horas en Nueva York antes de volver a meterse de lleno en su ruta de campaña.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.