EL MUNDO › LA GIRA DEL SECRETARIO DE ESTADO DE EE.UU., DE MAL EN PEOR
Inventar la cuadratura del círculo
Después de reunirse por tercera vez con Sharon y de hacerlo hoy otra vez con Arafat, Colin Powell avanza sobre una postura intermedia para salvar su misión: un acuerdo sin cese de fuego.
Por Eduardo Febbro
Un día antes de que concluya oficialmente la misión de “buenos oficios” que el secretario de Estado norteamericano emprendió el viernes pasado sigue pendiente de un hilo. Colin Powell se mostró ayer más optimista que nunca: evocó la existencia de “avances” hacia la instauración de un alto el fuego. Sin embargo, los palestinos desmintieron su juicio insistiendo en que mientras Israel no se retirara de los territorios que ocupó el pasado 29 de marzo no habría negociación seria. El jefe de la diplomacia norteamericana se encontró por tercera vez con el premier israelí Ariel Sharon y, según informaciones aún no confirmadas oficialmente, debería mantener hoy un nuevo encuentro con Yasser Arafat en el siempre sitiado cuartel general del presidente de la Autoridad Palestina.
El itinerario de retorno de Powell parece indicar que, si hay solución, pasa por la intervención de países como Egipto. En su viaje rumbo a Washington, Powell hará una escala en El Cairo. Pese a que absolutamente nada indica que se hayan producido significativos avances, el secretario de Estado norteamericano declaró que creía que “estamos realizando progresos y espero muchos más en el curso de las próximas 24 horas”. Esos progresos, para que sean reales, pasan inevitablemente por la proclamación de un alto el fuego inmediato. No obstante, las palabras de Powell dejan entrever que se está elaborando una solución intermedia o de compromiso capaz de “salvar” las posiciones de cada parte. Refiriéndose al contenido de un probable acuerdo, Colin Powell adelantó que el término de “alto el fuego” podría no aparecer en el texto del acuerdo. La apreciación del estado de “avance” de la solución no es valorada de la misma manera por cada una de las partes. Yasser Abed Rabbo, ministro palestino de Información, declaró que “antes de hablar de progresos en una negociación, que sea política, de seguridad o económica, tienen que aplicarse las resoluciones de las Naciones Unidas que exigen un retiro inmediato de todas las ciudades y campos ocupados por el ejército israelí”. Esta posibilidad dista hoy de hacerse efectiva tanto más cuanto que las tropas israelíes volvieron a protagonizar operaciones militares “puntuales” en Cisjordania. En Askar, cerca de Nablus, el ejército mató a un palestino de 12 años al tiempo que realizó una breve “visita” a la ciudad de Tulkarem, de donde Israel se retiró el pasado 9 de abril.
La falta de evoluciones tangibles no niega la existencia de serias negociaciones. Desde hace dos días, norteamericanos y palestinos discuten en la ciudad cisjordana de Jericó sobre los mecanismos de un alto el fuego. Fuentes palestinas confirmaron a Página/12 que, al menos hasta ayer a la tarde, todo estaba “atado con hilos” a causa de la “resistencia” del gobierno de Sharon a hacer pública una fecha para el retiro de las tropas de los territorios nuevamente ocupados: Jenín, Ramalá y Belén continúan siendo consideradas como “zonas militares cerradas”. Miembros de la delegación estadounidense aseguraban ayer que para que “se produjera un hecho contundente, cada campo, en especial los palestinos, tienen que decir públicamente qué están dispuestos a hacer para calmar la situación”. Palabrerío diplomático aparte, la misión de Powell está lejos de haber conseguido los objetivos fijados. Estados Unidos y la Autoridad Palestina trabajaron en torno de una declaración común condenando los atentados suicidas que fracasó porque, en el texto, Powell hizo sacar la mención a la “creación de un Estado palestino”.