EL MUNDO › DIEZ NUEVOS TRABAJADORES RAPTADOS DE UNA EMPRESA EGIPCIA EN BAGDAD
Esa nueva moda de secuestrar y apretar
Por Ramón Lobo*
Desde Bagdad
La pesadilla de los secuestros de extranjeros se agrava en Irak: un grupo armado capturó en la noche del jueves, en el mismo centro de Bagdad, a dos ingenieros egipcios de la compañía de telefonía móvil Orascom, según informó un portavoz del Ministerio de Interior. La empresa reconoció que otros ocho empleados (entre ellos cuatro iraquíes) desaparecieron el miércoles. Nada se supo ayer del rehén británico Kenneth Bigley y de las dos voluntarias italianas, de cuya posible muerte no existe confirmación alguna.
Los dos ingenieros fueron sacados de su oficina en el concurrido barrio de Hariziya cerca de las 10 de la noche del jueves. La policía que investiga el caso asegura que los egipcios fueron introducidos en un BMW negro y llevados a un lugar desconocido, pero que no se sabe cuántos hombres participaron en la acción. Los guardias que los protegían fueron encañonados y no pudieron hacer nada por evitar la captura. Los ingenieros trabajan en la empresa Iraqna (participada por Orascom) y se dedican al mantenimiento de la red telefónica local. La embajada egipcia confirmó la noticia y aseguró que el móvil no era político. Los otros ocho ingenieros desaparecidos el miércoles, seis de ellos en Faluja, podrían estar en manos de una facción diferente o retenidos por los mujaidín. Pero ninguno de los cerca de treinta grupos que forman la compleja telaraña de la insurgencia ha asumido la responsabilidad.
La legación egipcia en Irak medió recientemente en un secuestro múltiple apoyada por el Consejo de los Ulemas sunnitas. Hace un mes logró la liberación de siete camioneros (tres keniatas, tres indios y un egipcio). Los captores, tal vez delincuentes comunes, cobraron una fuerte suma de dinero.
Los ingenieros son los últimos extranjeros secuestrados desde que el jueves pasado el grupo Monoteísmo y Guerra Santa del jordano Abu Mussab al Zarqaui se llevara de su casa del barrio Al Mansur de Bagdad a los estadounidenses Eugene Amstrong y Jack Hensley (decapitados el lunes y el martes) y al británico Kenneth Bigley, a quien amenazan con matar (el último comunicado no precisa un plazo claro) si no se liberan a todas las mujeres árabes de las cárceles de Abu Ghraib y Um Qasr. La embajada británica hizo circular ayer a través de una empresa local 50.000 volantes con el rostro de Bigley impreso. En lengua árabe se reproduce el emotivo llamamiento de su familia.
Abdelghafur al Samarrai, uno de los miembros del Consejo de los Ulemas, que suele mediar en algunos secuestros, apeló ayer a los secuestradores de las italianas Simona Pari y Simona Torretta para que pusieran fin a su captura: “Les pido que las liberen. Ustedes no están legitimados para deformar la imagen de la resistencia”. Al Samarrai recordó que estas voluntarias y los periodistas franceses
Christian Chesnoy y Georges Malbrunot habían llegado a Irak sin armas. “¿Por qué no detienen a los que colaboran con las fuerzas de la ocupación?”, dijo. Al Samarrai, que no hizo mención alguna al caso del británico Bigley, aseguró que los secuestradores de las Simonas, como se las llama en Italia, no se han puesto en contacto con el Consejo y que carecen de información acerca de si están vivas.
Un grupo llamado Ansar al Zawahiri (en homenaje al número dos de Osama bin Laden) se responsabilizó desde el principio del secuestro de las italianas, el 7 de septiembre. Anteayer anunció en una web islamista que habían sido “decapitadas sin piedad” ante el incumplimiento de sus demandas (retirada de las tropas de Nasiriya). Aunque prometieron el envío de un video con la prueba de su asesinato, aún no hay noticias de su existencia.
Por otra parte, una granada de mortero cayó en la tarde de ayer en la calle Palestina de la capital. Cuatro personas perdieron la vida y otras 14 resultaron heridas por la metralla. No se sabe cuál era el objetivo. Los insurgentes suelen lanzar proyectiles desde la calle Haifa hacia la zona verde, donde se halla la Embajada de EE.UU. y las instalaciones gubernamentales, y contra los hoteles Palestina y Sheraton, ocupados por contratistas, mercenarios y periodistas.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.