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Cuatro soldados canadienses murieron y ocho fueron heridos ayer cuando fueron bombardeados por error por un F-16 norteamericano durante ejercicios nocturnos de entrenamiento cerca de Kandahar, en el sur de Afganistán. Los soldados se encontraban desarrollando un ejercicio con fuego real en el desierto a 14 kilómetros al sur de Kandahar en un ex campamento de Al Qaida que las fuerzas occidentales usan rutinariamente para entrenarse. A la 1.55, el F-16 voló por encima del lugar y descargó una bomba de 227 kilogramos guiada por láser. Los cuatro murieron en forma instantánea. Uno de los ocho heridos está grave, según dijo el ministro de Defensa canadiense, Art Eggleton.
Los políticos canadienses estaban en estado de shock ante las primeras muertes canadienses en operaciones de combate desde que el ejército peleara junto al norteamericano en Vietnam. El primer ministro Jean Chrétien dijo al Parlamento: “Por lo que se refiere a las circunstancias de lo que parece haber sido un terrible accidente, claramente hay muchas preguntas que las familias, y todos los canadienses, esperan que se contesten”. Chrétien dijo que el presidente Bush había ofrecido sus condolencias y prometió su cooperación plena en la investigación conjunta que ya ha comenzado. Oficiales norteamericanos y canadienses dieron pocos detalles del incidente, el último en una serie de incidentes de “fuego amistoso”.
El piloto del F-16 pertenecía a la Guardia Nacional del aire de Estados Unidos, que suele usar reservistas que normalmente vuelan aviones civiles. Algunos funcionarios en Washington dijeron que ninguno de los dos pilotos sabía que la zona estaba siendo utilizada para ejercicios aliados. Creyendo que estaban siendo atacados por fuego enemigo, uno de ellos pidió permiso para disparar, pero se le respondió que solamente marcara el blanco. Pero en un segundo sobrevuelo sobre el área, uno de los F-16 lanzó una bomba, aparentemente sin permiso.