EL MUNDO

La NBC mostró un video de un marine disparándole a un herido iraquí

Estados Unidos investiga el disparo de un marine contra un hombre herido en la ciudad epicentro de una operación militar. La NBC mostró la acción del soldado.

Por Yolanda Monge *
Desde Washington

El ejército de Estados Unidos abrió una investigación sobre el disparo a quemarropa de un marine a un hombre herido y desarmado en una mezquita de Faluja, una acción grabada el sábado por un reportero de la NBC que viajaba con el batallón durante el asalto. Según el reportero, el iraquí fallecido era un anciano herido que permanecía en la mezquita después del asalto. Los compañeros del marine, quien está arrestado, achacan la acción al estrés.
En las imágenes de la NBC se ve al menos a tres hombres heridos de gravedad dentro de una habitación, dos de ellos desplomados contra una de las paredes y parcialmente cubiertos con una manta. Según Kevin Sites, el reportero que grabó la acción, los heridos habían sido dejados allí mientras los soldados realizaban operaciones en la retaguardia. Fue entonces cuando entró un segundo grupo de marines, lo que en opinión de Sites implica que estos nuevos soldados desconocían si los insurgentes estaban armados o no. En el video, según entra la cámara en la mezquita, se oye a un marine exclamar desde el fondo que uno de los heridos se está haciendo el muerto. “¡Está fingiendo que está muerto!”, grita. “Sí, respira”, confirma otro soldado. “¡Está fingiendo que está muerto!”, chilla el primero. Las imágenes muestran entonces al marine, cuya identidad no se ha hecho pública, levantar su rifle hacia uno de los prisioneros recostados contra una de las paredes. Las cadenas estadounidenses –no así la árabe Al Jazeera– paran la imagen a partir de ahí. No se ve el momento en que el soldado dispara a quemarropa en la cabeza al anciano, de barba blanca, tirado en el suelo. Sólo se oye un disparo. “Ahora sí está muerto”, asegura uno de los marines.
A partir del video es difícil apreciar si el herido se movía antes de recibir el disparo. El único movimiento que se puede ver es el del hombre rebotando contra la pared en el momento de recibir el impacto. La pared se mancha de sangre y el cuerpo del iraquí queda fláccido. En la grabación también se ve a dos marines apuntando sus armas a otro hombre tirado en el piso. Uno de los marines da un paso atrás pero el hombre estira una mano, dejando en claro que está vivo. Los marines no disparan.
Según Sites, el soldado que disparó había sido alcanzado él mismo en la cara el día anterior. También el día anterior, un compañero de brigada murió por una bomba trampa escondida en el cadáver de un rebelde. Algunos de los marines entrevistados ayer manifestaron que no veían ningún escándalo en el disparo de su compañero, sino el simple hecho de un camarada enfrentando mucho estrés durante el asalto a Faluja. “Yo también hubiera disparado al insurgente. Dos tiros a la cabeza”, dijo Nicholas Graham, 24 años, de Pittsburgh, Pennsylvania.
Desde el Pentágono, el mayor Doug Powell aseguró que el incidente estaba “siendo investigado”, sin aportar más datos. Fuentes de Defensa dijeron que la investigación no sólo examinará el disparo a quemarropa o si fue en autodefensa, sino también si las reglas de combate habían sido quebradas por la otra unidad de marines que supuestamente había abandonado al rebelde gravemente herido. En una entrevista a la NBC, el teniente coronel Bob Miller, quien encabeza la investigación, dijo que según la definición de autodefensa ésta solamente puede considerarse en caso de que el soldado esté frente a un acto o intento hostil. Un herido –en este caso, un rebelde– que no representa una amenaza no sería considerado hostil. La Comisión Internacional de la Cruz Roja dijo que la Convención de Ginebra especifica que cualquier persona que haya sido herida en combate, sea un soldado o un civil, tiene el derecho de recibir tratamiento médico. Florian Westphal, vocero de la organización, dijo que era imposible determinar lo que había ocurrido a partir del video. Funcionarios norteamericanos han expresado preocupación de que las imágenes de la matanza reaviven en los iraquíes otros ejemplos de brutalidad como los abusos en la prisión de Abu Ghraib.
Más de mil supuestos insurgentes fueron detenidos en la batalla de Faluja, pero focos aislados de rebeldes siguen resistiendo en la ciudad. La cantidad de civiles muertos durante la batalla de ocho días no es clara. Un informe ayer citaba a una fuente de la Cruz Roja diciendo que se temía que hasta 800 civiles habrían muerto. Sin embargo, la principal vocera de la Cruz Roja dijo en Ginebra que “es muy difícil hacer una estimación precisa porque la información que recibimos es parcial”.
Mientras tanto, la violencia continuaba ayer en las ciudades sunnitas de Mosul, Baba y Ramadi. Uno de los principales objetivos de la campaña contra Faluja (50 kilómetros al oeste de Bagdad) era arrestar o matar a Abu Musab al Zarqawi, pero militares norteamericanos creen que ya ha huido de la ciudad. En Mosul (400 kilómetros al norte de Bagdad), una fuerza conjunta iraquí-estadounidense lanzó ayer una operación en respuesta a los ataques de los rebeldes en una ciudad que teóricamente ya había sido “pacificada”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Iraquíes cargan uno de los cuerpos tras la operación norteamericana en Faluja.
 
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