EL MUNDO
Malas noticias en el gabinete de W2
El presidente George W. Bush vio frustrada la nominación de un funcionario clave. La razón: haber contratado a una inmigrante ilegal.
Bernard Kerik, quien abandonó sus aspiraciones a ser secretario de Seguridad Interior de EE.UU., se convirtió en la última víctima entre una larga lista de altos funcionarios que no han cumplido la legalidad en la contratación de servicio doméstico. Kerik renunció en la noche del viernes a que su nombre sea considerado por el Senado para que lo confirmase al frente del Departamento de Seguridad Interior, puesto para el que había sido propuesto por el presidente George W. Bush una semana antes.
La Casa Blanca anunció la retirada del ex jefe de policía de Nueva York en un escueto comunicado de dos oraciones, en el que decía que se debía a “motivos personales”. Kerik declaró ayer a la prensa que el pasado miércoles se dio “cuenta de que podía haber un problema con el pago de impuestos de una empleada doméstica y niñera”, a la que definió como “una buena mujer que se portó bien con mis hijos”. “Luego me di cuenta de que, además de los impuestos, podía haber cuestiones acerca de su estancia legal en este país”, añadió Kerik, en unas declaraciones en el jardín de su casa de Franklin Lakes (Nueva Jersey).
Fuentes próximas a Kerik dijeron al diario The New York Times que la mujer, quien al parecer trabajó con la familia del ex jefe de la policía de Nueva York durante aproximadamente un año, había vuelto a su país de origen hacía solamente dos semanas. Si hubiera sido confirmado por el Senado como secretario de Seguridad Interior, Kerik hubiera estado al frente de las medidas de control de la inmigración ilegal. “Sólo cometió un error”, dijo ayer el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, quien había recomendado a Kerik para el cargo. “El hecho de que cometió un error no resta nada a su capacidad”, agregó.
La oficina legal de la Casa Blanca había preguntado a Kerik sobre sus empleados domésticos, indicaron fuentes oficiales al diario The Washington Post, a fin de evitar nuevos problemas como los que han afectado a otros aspirantes al gobierno en el pasado. Y es que el caso de Kerik no es nuevo. Hace cuatro años, Bush tuvo que prescindir de su primera elección como secretaria de Trabajo, Linda Chávez, al saberse que había tenido en su casa a una mujer que había realizado algunas tareas sin remuneración y que estaba ilegalmente en EE.UU. Por su parte, Bill Clinton tuvo que prescindir de dos candidatas a secretaria de Justicia, Zoe Baird y Kimba Wood, y uno a jefe del Pentágono, el almirante Bobby Ray Inman, debido a problemas con la contratación indebida de personal doméstico, incluida la residencia ilegal en EE.UU. de algunos de los empleados.
A pesar de que fue la niñera quien acabó con la incipiente carrera política de Kerik, éste ya estaba en el radar debido a una serie de posibles problemas. En primer lugar, Kerik, de 49 años, se enfrentaba a un posible conflicto de intereses, ya que había sido miembro de la junta de directores de una empresa dedicada a la fabricación de pistolas paralizantes (stun-guns). Esas pistolas habrían sido vendidas precisamente al Departamento de Seguridad Interior. Kerik ganó 6,2 millones de dólares con la ejecución de opciones de compra de acciones de Taser. Además, Kerik tuvo que pagar una multa hace dos años por utilizar a un agente y dos detectives del departamento de policía para investigar datos que necesitaba para su autobiografía.