EL MUNDO › DESPUES DEL PEOR ATAQUE A EE.UU.
EN IRAK EMPIEZA LA FUGA DE CONTRATISTAS
Cuando los capitalistas votan con los pies
Fuerzas de EE.UU. realizaban ayer una intensa operación de rastrillaje en Mosul después del ataque del martes contra una de sus bases, pero el atentado ya produjo el retiro de un importante contratista. Y Rumsfeld admitió que las elecciones no acabarán con la violencia.
Por Rupert Cornwell *
Desde Washington
Un importante contratista de Estados Unidos se retiró de un gran proyecto de reconstrucción iraquí, la última señal del modo en que la creciente violencia en Irak amenaza ahora con desbaratar los planes de Estados Unidos para democratizar y reconstruir el país. La noticia se conoció menos de 24 horas después de la devastadora explosión en una base militar de Estados Unidos cerca de Mosul, y mientras fuerzas estadounidenses e iraquíes comenzaban ayer una operación de rastrillaje en esa ciudad del norte del país, que la mayor parte del tiempo desde la ocupación se había mantenido tranquila, en busca de insurgentes después del atentado que ocasionó la muerte de 22 personas, incluyendo a 14 soldados estadounidenses. Simultáneamente, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, advertía que los comicios del próximo enero no marcarán el fin de la insurrección, añadiendo que “esperar un Irak pacificado luego de las elecciones sería un error”.
Mientras los investigadores se disponían a examinar los restos de la carpa en la Base de Operaciones de Vanguardia Marez, crecía la evidencia que el ataque fue un “trabajo interno”, a cargo de un terrorista suicida y empleado civil iraquí, más que un ataque de misil o mortero lanzado por insurgentes desde afuera, como se sospechó al principio. Esta explicación no sólo encajaría con la declaración de un grupo islámico radicalizado, el Ejército de Ansar al Sunna, vinculado con la red Al Qaida de Osama bin Laden, en el sentido de que el ataque fue un acto de “martirio”, sino con un informe divulgado por la televisión ABC en el sentido de que los investigadores habían descubierto restos de un torso y una mochila que pudieron haber pertenecido a la persona que detonó la bomba, así como esquirlas del tipo encontrado en otros atentados suicidas. Ayer, el impacto pleno del ataque comenzó a absorberse cuando la TV mostró las primeras, sombrías imágenes de algunos de las decenas de heridos de Mosul que fueron trasladados por un avión de transporte militar a la base de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Ramstein, Alemania. Se dice que ocho de los heridos están en condiciones críticas, lo que hace temer que el número de bajas fatales aumente aún más. La respuesta oficial aquí es que Estados Unidos no será forzado a posponer las elecciones previstas para el mes que viene, ni menos aun a una salida prematura de Irak. Pero el incidente, el ataque más mortífero a instalaciones de Estados Unidos durante los 20 meses de ocupación, está destinado a aumentar las dudas en Washington sobre la totalidad de la operación.
Aun antes del ataque, un 56 por ciento de los estadounidenses sentía que la invasión había sido un error, de acuerdo con una encuesta esta semana. Ahora las dudas que se presentan son aún mayores. Ayer el New York Times se preguntaba: “¿Puede Estados Unidos, con la ayuda de fuerzas de seguridad iraquíes, cuya actuación ha sido despareja en el mejor de los casos, garantizar la seguridad de los iraquíes que van a las elecciones el 30 de enero cuando no puede mantener a resguardo a sus propias tropas en su propia base?”.
Mientras tanto, un gran contratista de Estados Unidos se retiró del plan de reconstrucción iraquí de 20.000 millones de dólares, subrayando el impacto que la continuación de la violencia tiene sobre los intentos de reconstruir la destruida infraestructura del país. Según el Los Angeles Times, Contrack International, que encabeza una sociedad que ganó una licitación por 325 millones de dólares para 12 grandes contratos de reconstrucción acordados este año, dejó de trabajar en el proyecto por los “prohibitivos” costos de seguridad. Es el negocio más grande en caer, víctima de la insurgencia en Irak hasta ahora. El temor es que otras empresas puedan seguir el ejemplo de Contrack, o no licitar para trabajaren el país, poniendo aún más en peligro las perspectivas para la reconstrucción.
Para Bush, que un visitante a la Oficina Oval describió como “perturbado” por la matanza, la rapidez de los hechos no podía suceder en peor momento. En su conferencia de prensa, el día antes del ataque, admitió que la insurgencia estaba “teniendo un efecto”, pero prometió que las elecciones seguirían adelante tal como estaban previstas. Ahora, el ataque podría debilitar aún más el apoyo para el secretario de Estado Donald Rumsfeld, ampliamente culpado por no enviar suficientes tropas a Irak, y por no asegurar la protección adecuada a aquellos que están ahí. Aun peor, la ambiciosa agenda interior del presidente podría estar en riesgo si la crisis de Irak se sale de control.
El Pentágono dice que siempre esperó mayores ataques tanto sobre las tropas estadounidenses como sobre los funcionarios iraquíes trabajando con los estadounidenses en los momentos anteriores a las elecciones. Pero el ataque de Mosul llegó sin embargo como un golpe terrorífico, empeorado por el hecho de ocurrir en medio de las festividades navideñas. Algunos de los medios de Estados Unidos han sugerido que podría ser un hito en la triste historia del Irak post Saddam.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.