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Gran Bretaña se divide de cara a la última travesura del principito nazi

La actitud del príncipe Harry de Gran Bretaña al disfrazarse de oficial nazi bajo las órdenes del mariscal Erwin Rommel sigue provocando conmoción en Gran Bretaña. Pero si muchos están indignados, hay un sector que opina que todo fue una chiquilinada.

Por Walter Oppenheimer *
Desde Londres

Los británicos parecen divididos acerca de la gravedad del error cometido por el príncipe Harry, nieto de la reina Isabel y tercero en la línea de sucesión al trono, que apareció disfrazado de nazi en una fiesta privada. La foto de Harry luciendo la esvástica, con una copa en una mano y un cigarro en la otra, apareció el jueves en el diario The Sun y dio de inmediato la vuelta al mundo.
Aunque la prensa británica fue muy dura con el hijo de Carlos de Inglaterra, los ciudadanos de la calle expresan opiniones contrapuestas. Las cartas enviadas a los medios reflejan dos posiciones extremas: unos opinan que a los 20 años ya no se es un niño y Harry debería saber qué significa el nazismo, sobre todo siendo heredero de la Corona y disfrutando unos privilegios que exigen también ciertas obligaciones. Otros creen que fue una chiquilinada y que, por muy príncipe que sea, tiene derecho a cometer errores, como muchos otros jóvenes de su edad. Entre los defensores de Enrique figura su tía Sarah Ferguson, la ex mujer del príncipe Andrés, que desde Estados Unidos pidió a la prensa que dé por buenas las disculpas del príncipe en forma de nota de prensa y dé el caso por cerrado. Ferguson disculpó a su sobrino por la presión que sufre por culpa de la prensa. “Es un buen chico y necesita apoyo”, afirmó.
El príncipe Carlos, de visita en Carslile, no quiso hacer comentarios. Sí los hicieron los portavoces de su residencia oficial de Clarence House en su nombre para negar las informaciones publicadas ayer por The Sun de que el heredero de la Corona, indignado por el incidente, haya ordenado a sus hijos, tanto Harry como William, que realicen un viaje privado a Auschwitz y vean la película de Steven Spielberg La lista de Schindler para que comprendan lo que fue el nazismo, aunque parece que los príncipes sí se verán con el jefe de los rabinos británicos, Jonathan Sacks, que se ha ofrecido a explicarles qué ocurrió en los campos de exterminio.
El príncipe de Gales está “enojado” por la torpeza de su hijo Harry y hace extensiva la responsabilidad al príncipe William por no impedir que su hermano se vistiera de nazi, dice la prensa. Según los diarios, los dos príncipes acudieron juntos a alquilar los disfraces para la fiesta en compañía de su amigo Guy Pelly. Harry se encaprichó enseguida con un uniforme de las odiadas SS, el cuerpo represivo que dirigía el sanguinario Heinrich Himmler. Tuvo suerte: le quedaba chico y optó por el más discreto uniforme del Afrika Korps, por el que pagó 10 libras y dejó otras 20 en depósito (en total, poco más de 40 euros). William quería ir disfrazado de zulú pero tuvo que conformarse con ir de leopardo. El amigo Guy se disfrazó de reina y logró desternillar de risa a los invitados a la fiesta imitando a Isabel II.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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El príncipe Carlos, compungido por el escándalo causado por su hijo Harry.
 
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