EL MUNDO

La vuelta de página entre Bush y Schroeder no se vivía en la calle

Bush llegó a Alemania, país que se opuso a la guerra en Irak, y miles lo repudiaron. Junto al canciller alemán hablaron de Irán y Siria.

Por Tony Paterson y Stephen Castle *
Desde Berlín y Bruselas

Miles de manifestantes blandiendo banderas que decían “No es bienvenido Sr. criminal de guerra” opacaron ayer la primera visita a Alemania del presidente norteamericano, George Bush, desde la guerra contra Irak, a pesar de los esfuerzos de ambos lados para enfatizar que sus diferencias sobre el conflicto pertenecían al pasado. La estadía de nueve horas de Bush en Mainz para mantener conversaciones reparadoras con el canciller Gerhard Schroeder tuvo lugar en medio de las medidas de seguridad más estrictas nunca antes impuestas en Alemania. El centro de la ciudad fue convertido en una ciudad fantasmal fortificada. Más de 15.000 policías prohibieron a los habitantes salir a sus balcones, vallaron las calles y detuvieron el tráfico sobre el Rin. Miles de empleados, incluyendo personal de la fábrica de automóviles Opel cerca de la ciudad, no fueron a trabajar durante el día porque las restricciones no les permitían viajar. Ambos jefes de gobierno advirtieron a Irán acerca del desarrollo de armas nucleares y a Siria sobre el retiro de sus tropas del Líbano.
Las draconianas medidas de seguridad no pudieron evitar que más de diez mil manifestantes anti-Bush tomaran las calles de la ciudad para vociferar la oposición alemana a su presidencia. Fue la mayor protesta contra el presidente desde que se embarcó en su gira europea el lunes. Eslóganes tales como “Bush no es bienvenido” y “Donde está Bush hay guerra” fueron paseados a través de las calles fuertemente acordonadas cerca de la principal estación de tren de la ciudad, a unos tres kilómetros del castillo del siglo XVII de Mainz, donde Bush estaba almorzando con Schroeder. Andreas Atzl, líder de la campaña “Bush no es bienvenido”, insistió: “Simplemente queremos decirle a Bush que su guerra ilegal contra Irak representa el tipo de política equivocada”. Las protestas reflejaban la difundida oposición alemana a Bush.
Una encuesta de opinión publicada esta semana mostraba que cuatro de cada cinco alemanes no están de acuerdo con el objetivo del presidente de promover la democracia alrededor del mundo. Otra reveló que los alemanes confiaban más en el presidente ruso, Vladimir Putin, que en su homólogo estadounidense. La llegada del entorno presidencial causó estragos en el atestado aeropuerto de Frankfurt, donde sólo Lufthansa canceló 75 vuelos. Cientos de otros vuelos fueron demorados debido a las restricciones del espacio aéreo impuesto por la estadía de Bush. Predeciblemente, las protestas fueron ignoradas por Bush y Schroeder.
Ambos líderes se esforzaron por señalar que sus diferencias sobre la guerra en Irak, que causó una gran grieta en las relaciones transatlánticas el año pasado, finalmente habían terminado. “No intentamos ocultar el hecho de que hubo diferencias, pero las diferencias del pasado están en el pasado”, dijo
Schroeder. Bush dijo que aceptaba totalmente la negativa de Alemania de enviar tropas a Irak: “Acepto por completo sus límites”, dijo. Sin embargo, más tarde contestando a la pregunta de un periodista si, como su padre, él aceptaba que Alemania y Estados Unidos eran “socios en el liderazgo”, Bush respondió que él veía a los dos países como “socios”.
Un compromiso alemán para apurar el entrenamiento de la policía en Irak y su apoyo a las instituciones democráticas en el país fue igualado con la confirmación de Bush de que Washington cooperaría con Berlín en el desarrollo de tecnología para combatir los cambios climáticos. La medida tenía la intención de suavizar las objeciones alemanas a la negativa de Washington de firmar el acuerdo de Kioto. Los dos lados permanecen enfrentados sobre los planes de Alemania y Francia para levantar el embargo de armas de 15 años que pesa sobre China antes de julio. Bush expresó su “profunda preocupación” acerca de que levantar las restricciones cambiaría fundamentalmente el equilibrio de poder entre China y el aliado clave de Estados Unidos, Taiwan. Más tarde, en una rueda de prensa, Bush dijo: “Es vital que los iraníes escuchen hablar al mundo con una sola voz de que no deberían tener armas nucleares”, e insistió en que “todas las opciones están sobre la mesa e Irán no es Irak”. Por otra parte, Bush reiteró que Siria debe retirar sus tropas y los “servicios secretos” del Líbano y que esperará la respuesta de Damasco antes de buscar nuevas sanciones en la ONU.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Más de diez mil manifestantes anti-Bush se dieron cita ayer.
 
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