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La negociación en Nicaragua es a las piedras y con una capital paralizada

El presidente nicaragüense fue recibido a las pedradas por una multitud en medio de reclamos incesantes por su renuncia.

La capital nicaragüense amaneció ayer paralizada y vivió una jornada tensa cuando varios miles de manifestantes se apostaron en las inmediaciones de la Casa Presidencial y abuchearon y tiraron piedras al presidente Enrique Bolaños –e hirieron a su hijo–. Bolaños respondió que no piensa renunciar, en medio de persistentes temores de que las protestas se salieran del control de los partidos políticos opositores, de que el movimiento se le fuera de las manos y terminara como en Ecuador. Al final del día, el gobierno y el Consejo Nacional de Universidades (CNU) acordaron buscar una salida a la crisis.
Un paro del transporte en Managua confluyó ayer por primera vez con protestas de estudiantes, pobladores y sindicatos, mientras 96 de los 152 alcaldes del país pidieron la renuncia del presidente Bolaños. El acuerdo surgió tras una reunión de urgencia convocada a la tarde en la Casa Presidencial. El presidente del CNU, Telémaco Talavera, dijo que acordaron una negociación “multisectorial” entre el gobierno, los estudiantes, la alcaldía de Managua y los transportistas y que la primera reunión podría concretarse en el día de hoy. Bolaños fue atacado con piedras y bolsas de agua cuando salió a recibir a miles de manifestantes que lo esperaban. Aunque el mandatario salió ileso del incidente, uno de sus hijos –Enrique Bolaños Abaunzas– fue herido en la cabeza por una pedrada y fue sacado del lugar ensangrentado en una ambulancia, según constataron periodistas. En una posterior rueda de prensa, Bolaños aseguró que no piensa renunciar a su cargo, pese al pedido de los alcaldes. “¿Cuándo me han visto colgando los guantes?, estuve aquí en toda la década de los ’80 –durante la revolución sandinista–, me calumniaron, me hicieron groserías y sigo hoy tan campante como el Johnnie Walker”, declaró Bolaños. También ayer, el presidente fue enfático en que no rebajará el precio del servicio de transportes porque los precios se rigen “por las leyes del mercado”.
Los transportistas del servicio urbano de colectivo optaron ayer por guardar los autobuses y unirse a la protesta. La jornada de batallas campales entre manifestantes y policías, que llevan dos semanas, dejó anteayer un saldo de 22 heridos y 68 personas detenidas y el temor general de la población de que la crisis se profundice. Escuelas y colegios suspendieron las clases ayer, mientras que la policía aumentó la vigilancia en puntos estratégicos. Miles de ciudadanos tuvieron que caminar para llegar a sus centros de trabajo y otros optaron por quedarse en sus casas para evitar quedar atrapados en eventuales enfrentamientos.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) criticó la falta de respuesta del gobierno a los reclamos de población y la represión indiscriminada de parte de la policía que ha causado estragos en la población al lanzar bombas lacrimógenas cerca de los barrios. “Esta situación ha incentivado los ánimos de la población que ya empieza a salir a las calles, espontáneamente o instigada por algunos sectores, en respaldo a la lucha y en contra de la represión policial”, señaló el organismo en un comunicado.

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Bolaños, con la mano ensangrentada por las heridas de su hijo.
 
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