EL MUNDO › EL PARTIDO DEL ASESINADO PIM FORTUYN ES EL SEGUNDO EN HOLANDA
Un giro a la derecha y desde la tumba
La Lista Pim Fortuyn, el partido del líder antiinmigración asesinado la semana pasada, se convirtió en el segundo más votado en las elecciones holandesas, en una Europa donde cinco gobiernos ya dependen del apoyo de la extrema derecha.
Por Ian Black*
Desde Rotterdam
Pim Fortuyn, el político holandés ant-inmigración asesinado, se levantó ayer de su tumba para alcanzar el segundo lugar en las elecciones generales de su país mientras el gobernante Partido Laborista sufría un colapso humillante. La Lista Pim Fortuyn (LPF) consiguió 26 escaños mientras que el opositor Partido Demócrata Cristiano (CDA) pasó a ser la primera fuerza con 43 escaños y probablemente lidere la nueva coalición, confirmando un giro a la derecha en toda Europa. El laborismo bajó de los 45 escaños obtenidos en 1998 a 23 escaños ayer. Se esperaba que el líder laborista, Ad Melkert, aceptara la derrota luego de los resultados atribuidos a la furia y a la compasión generada por el asesinato de Fortuyn, supuestamente perpetrado por un ecologista 10 días atrás.
Jan Peter Balkenende, el poco conocido líder del CDA, se enfrentaba a complejos dilemas para construir la coalición, en un proceso que podría durar semanas. Se cree que Balkenende intentará formar un gobierno con el LPF y con los líberales del VVD, que consiguieron 23 asientos en el Parlamento de 150 miembros. Los analistas dijeron que no creen probable que Balkenende busque una gran coalición con el laborismo. De acuerdo con las estimaciones, los liberales de izquierda del D66 habrían obtenido ocho escaños (luego de tener 14) mientras que el Partido Socialista (PS) llegaría a aumentar su escaños de cinco a ocho. Además, el partido de los verdes Groen/Links conservaría sus once escaños, la Unión Cristiana tendría cuatro, con lo que perdería uno, y el Partido Religioso SGP conservaría dos de los tres que tiene actualmente. También resulta llamativo que la lista Leefbaar Nederland –que había fundado Fortuyn y que abandonó hace dos meses– obtuviera dos escaños.
Una muchedumbre se encontraba fuera de la casa del gay populista en el centro de Rotterdam mientras se realizaban las elecciones, con racimos de flores apilados en el patio y mensajes de apoyo sobre las cercas. “Buena suerte. Tenés mi voto”, prometía una de las notas. “No me gustaban sus ideas y no voy a votar por él –dijo Rob Harmsen, un estudiante de 23 años–, pero no deberían haberlo matado. Ahora mucha gente tiene miedo de una gran movida hacia la derecha.”
Wiw Kok, el saliente primer ministro laborista, llamó a los votantes a elegir “racionalmente”, recordándoles los ocho años de crecimiento “formidable” y la prosperidad creada por la coalición de los tres partidos de centroizquierda. Pero el apoyo del laborismo caía mientras las encuestas registraban creciente irritación hacia las listas de espera en los hospitales, retrasos de trenes, congestiones de tránsito, el crimen y la falta de dinero para las escuelas.
Con los analistas holandeses definiendo a la elección como la más imprevisible de la historia, había sido claro desde el lunes de la semana pasada, cuando el rebelde Fortuyn fue asesinado, que su presencia fantasmal dominaría el día. El extravagante Fortuyn incentivó las preocupaciones en Europa respecto de que el racismo y la xenofobia -detrás de la sorpresiva performance de Le Pen en las elecciones presidenciales en Francia– hubieran invadido a la tolerante y plácida Holanda. Pero Fortuyn, quien definía al Islam como atrasado, cuestionaba el multiculturalismo y quería el control de la inmigración, rechazaba enérgicamente las comparaciones con líderes de extrema derecha como Le Pen y como Joerg Haider en Austria.
Muchos holandeses, incluso aquellos que se oponían a Fortuyn, aseguraron que su contribución radica en haber sacudido a unos políticos remotos y complacientes, acostumbrados a la “construcción de consenso”. “Espero que esta elección dé a los otros partidos la fuerza para reformar las cosas y que haya un cambio fundamental en la política holandesa”, dijo Michiel Smit, un concejal laborista de Rotterdam. Los analistas dijeron que una de las principales preguntas sobre el partido de Fortuyn era si sería capaz de replicar su 37 por ciento de éxito en Rotterdam a escala nacional. Otraes si los colegas de Fortuyn –novatos que carecen de su carisma y de su perfil– puedan permanecer unidos.
Al inicio de las elecciones, el nuevo presidente del partido renunció luego de causar conmoción cuando culpó al gobierno de crear una atmósfera de odio que llevó a la muerte del “profesor Pim”. Si el LPF se divide podría significar la inestabilidad política y nuevas elecciones antes de que concluya el período de gobierno de cuatro años.
Un claro resultado del asesinato de Fortuyn se vio ayer cuando altos funcionarios acudieron a votar acompañados por guardaespaldas. Los medios holandeses describieron la atmósfera de la elección como la de una crisis sin precedentes.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Giselle Cohen.