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A Bush le preocupa China, beneficiaria de un amigo

Washington expresó su descontento a Israel por la venta de armas a Pekín –traducido en sanciones–, dado que considera que el gigante asiático está incrementando su capacidad militar.

Hasta los amigos a veces se pelean. Estados Unidos volvió a expresar su preocupación por la venta y el envío de equipo y tecnología militar israelí a China, según declaró ayer Bryan Whitman, portavoz del Departamento de Defensa. La crisis fue provocada por un contrato de venta de aviones de combate no tripulados tipo Harpy a Pekín. “También seguimos manifestando nuestras preocupaciones a nuestros aliados, amigos y socios y esperamos que se muestren responsables en lo que respecta a la venta a China. Esto sobrepasa el caso de Israel”, aclaró Whitman.
Esta preocupación se tradujo, hace ya varios meses, en sanciones para Israel que incluyen la suspensión de la ayuda en sistemas electrónicos de supervisión destinados al ejército, de los cargamentos de equipo militar necesarios para actividades operativas y el debilitamiento de los tratados de seguridad y de intercambio de información sobre sistemas de armamentos avanzados. “Es ciertamente un asunto que es objeto de discusión entre Estados Unidos e Israel. Hicimos saber nuestra preocupación sobre la venta y el envío de equipos y tecnología militar a China”, explicó Whitman. Según el diario israelí Haaretz, la discusión se ha realizado en base a tres demandas de Washington. En primer lugar, Israel debería detallar los más de 60 acuerdos que ha firmado con Pekín en materia de armamento en los últimos años, para que Estados Unidos analice posibles daños que pueden haberle significado. En segundo lugar, Tel Aviv tendrá que permitir un examen riguroso del sistema de supervisión del equipo de seguridad para detectar irregularidades y cómo son corregidas y sancionadas por el gobierno israelí. Por último, y una vez que se cumplan las dos medidas anteriores, Estados Unidos pedirá la firma de un memorándum de entendimiento sobre las ventas de armas.
Las sanciones aprobadas, siete meses atrás, por altos funcionarios como el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, fueron impuestas a toda la industria de seguridad israelí, en vez de limitarlas a las plantas que hicieron tratos con China, según destaca Haaretz. Eliezer Shakedi, comandante general de la Fuerza Aérea, en su visita a Estados Unidos, manifestó sus miedos por los efectos operativos que pueden llegar a tener estas sanciones.
El efecto más importante fue la cancelación de la cooperación militar en el desarrollo, de lo que muchos ven como el programa aéreo de guerra más grande del momento, del jet de combate JSF. Un oficial norteamericano que no se quiso identificar explicó: “Hay algunas formas de tecnología y de información involucradas en el JSF que no estamos cómodos compartiéndolas”. Siguiendo la crisis, el diario israelí aseguró que se puede empezar a percibir un sentido de repulsión hacia Israel entre los oficiales de rango bajo y medio en Washington. El jefe del Pentágono criticó recientemente a Pekín por aumentar su gasto militar a pesar de la ausencia de una amenaza de otro país y señaló que China está incrementando la capacidad de sus misiles y desarrollando tecnología militar de avanzada.

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El premier israelí, Ariel Sharon, un socio de la Casa Blanca.
 
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