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Por Juan Jesús Aznarez
Desde Bogotá

Atenuando el belicismo de su campaña, el presidente electo de Colombia, el liberal disidente Alvaro Uribe, pidió en la madrugada de ayer la mediación internacional para tratar de reanudar las negociaciones de paz con las guerrillas izquierdistas que combaten al Estado desde hace 39 años. Uribe sólo aceptará el diálogo si las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) dan “señales” de que quieren la paz, esto es, si cesan las hostilidades, el secuestro, el ataque a la población civil. “Si silencian las armas.” Los últimos gobiernos colombianos intentaron esa tregua sin conseguirlo. Uribe recibió las felicitaciones de Estados Unidos y la Unión Europea y las advertencias de Amnistía Internacional (AI) sobre su intención de armar a un millón de ciudadanos (ver nota aparte). Uribe también pidió la colaboración de Washington en el marco del Plan Colombia y dijo que intentará lograr una renegociación de la deuda externa de su país.
“Que la seguridad no sea la guerra del Estado, sino la disuasión de la guerra de los violentos. Para que esa seguridad sea democrática cuidaremos profundamente las libertades públicas y los derechos sociales”, dijo Uribe en la madrugada del lunes, poco después de ser declarado vencedor de las presidenciales con el 53,04 por ciento de los votos, superando ampliamente la mitad más uno de los sufragios para evitar la segunda vuelta del 16 de junio. Su principal adversario, Horacio Serpa, candidato oficial del Partido Liberal, anunció que no volverá a competir por la jefatura del Gobierno, y abandonará la dirección del partido. “Pero seguiré en política luchando por los derechos humanos y la justicia social”, dijo en la admisión de su derrota.
También los pretende, a pesar de su discurso autoritario, el centroderechista Uribe, según destacó en una intervención pública de 35 minutos después de ganar la presidencia. El ganador abandonó la disciplina del Partido Liberal cuando su dirección designó a Serpa candidato presidencial. “Mañana (por el lunes), a primera hora, empezaremos a trabajar para apelar a una mediación internacional, con objetivo preciso, con mandato determinado, para buscar el diálogo con los grupos armados al margen de la ley, sobre la base de que se abandone el terrorismo y se facilite un cese de hostilidades.” Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU son mencionados como probables actores en un conflicto que ya ha tenido intervención mediadora internacional sin resultados satisfactorios.
“La comunidad internacional debe saber que Colombia ha expresado su deseo de recobrar la civilidad y el orden”, dijo Uribe. “Colombia no quiere ser conocida en el mundo por su malas noticias, por su violencia, y el mundo debe saber de nuestra determinación para derrotar la violencia.” El presidente electo doblará el número de soldados profesionales, hasta alcanzar la cifra de 100.000, y creará una red de informantes de un millón de personas. “No me las sé todas”, dijo al pedir la colaboración de los candidatos derrotados.
Para tranquilizar a los organismos de derechos humanos y a sectores de la comunidad internacional, que temen el comienzo de una guerra sucia en Colombia, Uribe subrayó que su plan será respetuoso con la legalidad, será una “seguridad democrática”. Los grupos violentos, a los que pidió “una señal” de buena voluntad, “deben saber que estamos dispuestos, como demócratas, ratificando una oferta para construir seguridad democrática”. El ex gobernador de Antioquia prometió aumentar el presupuesto de defensa en cerca de 1000 millones de dólares. “Necesitamos en estos años que vienen ayuda del FMI, del Banco Mundial y del BID. Colombia tiene que hacer un esfuerzo y nosotros lo vamos a hacer con impuestos, con la derrota de clientelismo, la politiquería”, dijo a la prensa. “La comunidadinternacional nos tiene que ayudar, por ejemplo, a reprogramar pagos, a contar con recursos suficientes para poder avanzar.” Y agregó: “Vamos a encontrarnos en una situación difícil, porque el flujo de Colombia con los bancos internacionales en los próximos dos años es negativo”.