EL MUNDO
“Ataque a la democracia” en el Congreso de Brasil
Un ex represor entró en la sala donde comparecía el ex presidente del PT y ex guerrillero José Genoino, acusado de corrupción. Tuvo un repudio unánime. Mientras, la popularidad de Lula sigue en baja.
Los fantasmas de la dictadura brasileña sobrevolaron ayer el Congreso. Un ex militar acusado de torturas se hizo presente durante la comparecencia de su ex víctima, José Genoino, el ex presidente del PT. Genoino, guerrillero en la década del 70, negó ante una comisión investigadora que su formación haya pagado sobornos a diputados. Sin embargo, este no fue el único asunto que trató el Parlamento: se pidió la destitución del presidente de la Cámara baja, Severino Cavalcanti, acusado de corrupción. En este contexto, la popularidad del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, cayó 10 puntos porcentuales, al tiempo que líderes históricos e intelectuales se proponen reformar el partido oficialista.
Genoino, hasta hace tres meses presidente del Partido de los Trabajadores, fue citado por una comisión parlamentaria (CPI) que investiga los hechos de corrupción denunciados en torno de esa formación y del propio gobierno. Pero cuando el interrogatorio comenzaba apareció en la sala el ex coronel Lício Augusto, responsable en 1973 de la captura del entonces guerrillero Genoino. La presencia del militar causó la protesta unánime de los parlamentarios. Augusto llegó acompañado por el diputado Jair Bolsonaro, del ultraderechista Partido Progresista (PP), un enconado adversario del PT y uno de los pocos políticos que en Brasil todavía defienden a la dictadura que gobernó entre 1964 y 1985. El PT presentó una firme repudio por la presencia de Augusto en la sala y contó con el apoyo de todos los partidos políticos allí representados, que coincidieron en calificar la aparición del ex coronel como un “atentado a la democracia”. Además, ayer en el Congreso se discutía la destitución de 17 diputados por casos de corrupción, al tiempo que cinco partidos de la oposición, con el apoyo de unos 20 parlamentarios –disidentes– del PT, pidieron la apertura de un proceso para la anulación del mandato del presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Severino Cavalcanti. El pedido fue firmado por los partidos opositores: Frente Liberal (PFL, conservador), Social Democracia Brasileña (PSDB), Verde (PV), Democrático Trabalhista (PDT) y Popular Socialista (PPS), informó la Cámara. Cavalcanti, que niega rotundamente las acusaciones de corrupción, es un influyente pilar del gobierno en el Congreso y ha sido acusado de extorsionar al concesionario del restaurante de la Cámara de Diputados a fin de renovarle su contrato.
Los problemas para Lula no amainan: su popularidad se resintió sensiblemente por la crisis política y cayó casi diez puntos porcentuales entre julio, y septiembre, lo que pone en peligro su reelección, según reveló ayer la encuesta CNT/Sensus. En julio, 59,9 por ciento de los brasileños aprobaba el desempeño personal de Lula, pero en septiembre esa aprobación se redujo a 50 por ciento. Los que lo desaprueban registraron una variación del mismo porte: eran 30,2 por ciento y pasaron a 39,4 por ciento este mes. Hace cuatro meses, según todas las encuestas, Lula hubiera vencido en unas futuras presidenciales con amplia ventaja y sin necesidad de disputar una segunda vuelta. Ahora tendría que ir necesariamente a una segunda ronda, sin importar quién sea su adversario, si las elecciones fuesen en este momento. En caso de que su rival en una probable segunda vuelta sea el actual alcalde de San Pablo, José Serra, ambos estarían técnicamente empatados: 37,9 por ciento para Lula y 37,5 por ciento para Serra.
El PT se enfrentará este domingo a las elecciones internas que renovarán su dirigencia. Un grupo de intelectuales, sindicalistas y militantes históricos, muchos de los cuales participaron en la fundación del PT en 1980, se reunieron el lunes en San Pablo para refundar la organización y buscar un reencuentro petista con sus ideales tradicionales. “El PT se convirtió en una eficiente máquina electoral y su objetivo pasó a ser ganar elecciones, en vez de crear una sociedad igualitaria y socialista”, afirmó Paul Singer, figura histórica del partido. Lo característico de este encuentro fue que no hubo representantes del llamado núcleo de poder del Campo Mayoritario (la corriente que comandó el PT en los últimos diez años, a la que pertenece Lula).