EL PAíS
El Gobierno ya imagina una nueva etapa después de las elecciones
Por S. M.
Desde Nueva York
El gobierno de Néstor Kirchner ya imagina el 24 de octubre, el día después de las elecciones, y presagia que el oficialismo va a salir fortalecido de dicho proceso, a la vez que la oposición resultará disgregada y debilitada. Tanto el Presidente cuanto sus hombres más cercanos imaginan un día después tomando algunas medidas que diferenciarán los dos últimos años de gobierno. Hablan de cambio en lo político y en algunas medidas económicas para mejorar la repartición de la riqueza. “Veremos si somos capaces de hacer la transformación y que quien venga, en 2007, la siga. Eso ahora no se puede definir, esa, la de la no reelección, es una discusión para diciembre de 2006”, reflexionó una altísima fuente oficial ante Página/12, en pleno vuelo rumbo a la Gran Manzana.
El Presidente imagina que los resultados electorales les serán favorables. No sólo es imaginación: además de decirlo, trabaja para ello. Anteanoche, una vez que el Boeing de Aerolíneas Argentinas que lo trajo a Nueva York despegó de Ezeiza, se sentó a lado del canciller y candidato a diputado por la Capital Federal, Rafael Bielsa. Mantuvo una conversación de una hora y media con el ministro, donde le dijo que haría lo posible para que ganase el comicio.
Kirchner apeló a una encuesta finalizada este fin de semana por la consultora Analía del Franco, en la que ubica al canciller en el pelotón de punta, cabeza a cabeza con Mauricio Macri y Elisa Carrió. Para Bielsa fue una alegría. La última encuesta publicada por un matutino porteño lo posicionaba tercero, a varios puntos de los otros dos candidatos. Según contó el Presidente, el sondeo de Analogías centraba el aumento en la intención de voto al canciller en tres medidas oficiales: el acto de lanzamiento en Ferro Carril Oeste, donde Kirchner habló sanguíneamente durante 40 minutos, el aumento a los jubilados y la política de menor tolerancia a la protesta piquetera.
Kirchner dijo que quería ganar y acometió con una serie de consejos. Le dijo que la Capital Federal era el centro de la batalla, ya que en la provincia de Buenos Aires la suerte parecía echada a favor de CFK por una ventaja holgada. Le sugirió que camine los barrios y que reitere sus caminatas en el sur de la ciudad para horadar los votos de Macri.
En la intimidad, el Presidente dice que mientras los otros dos competidores tienen un nivel de conocimiento del ciento por ciento y un rechazo muy marcado, su ministro-candidato porteño tiene buena imagen, poco nivel de rechazo y un grado considerable de desconocimiento. “A partir de allí se puede crecer”, dicen al lado del canciller.
La provincia de Santa Fe es el otro distrito por el cual va el Presidente. El socialista Hermes Binner está primero en los sondeos, pero Kirchner quiere dar la pelea. En este viaje participa de la delegación el senador Carlos Reutemann, mandamás del peronismo santafesino. Su presencia en el grupo no se choca con la campaña, a la cual Kirchner quiere que se sume decididamente para apoyar a su aspirante, el rosarino Agustín Rossi.
“Necesitamos votos, ganar diputados, para profundizar medidas de gobierno y tomar otras. Debemos mejorar la repartición del ingreso. Lo estamos haciendo, pero falta más”, relató a este diario un importante integrante de la comitiva. Otro de ellos consignó que era altamente probable que el triunfo fuese aceptablemente amplio, y que en base a ello “comenzaremos una etapa de aceleración de las transformaciones económicas, sociales y políticas”. El funcionario se refería a lo siguiente:
- Tomar medidas pro pymes.
- Buscar más inversiones.
- Adoptar políticas activas para subir en dos puntos el nivel de inversión del Estado.
- Analizar la viabilidad de efectuar una reforma tributaria.
- Avanzar con la reforma política-partidaria, transformando a los partidos políticos en fuerzas representativas de intereses claros.
Este último punto guarda aspectos que sondebatidos en el Gobierno. Uno es la marcha a la conformación de bloques de centroizquierda y centroderecha. El Gobierno entiende que con el liderazgo de Kirchner el peronismo puede ser cabeza del primer bloque. Cabeza y cuerpo poroso, que permita el ingreso de otros partidos u organizaciones sociales.
–¿Será posible concretar esta tarea sin Kirchner? –quiere saber Página/12.
–El Presidente está diciendo que se va en 2007. Si todo está encaminado, si el proceso económico y político vuelve a un carril de construcción de riqueza a partir del trabajo, de la producción, puede que no haga falta Kirchner. El está diciendo que no va a estar, pero esa es una discusión para diciembre de 2006.
Algunos funcionarios del Gobierno entienden que el proceso político de marras debe hacerse a partir del viejo PJ. “Deberíamos llamar a elecciones internas para autoridades del PJ nacional, ni bien pasen las elecciones generales. Veremos si Duhalde se presenta. Si lo hace, va a perder. Entonces, si quiere aliarse con Patti el que deberá irse será él. De estas manera lo sacamos afuera a Duhalde y el proyecto de partido de centroizquierda cobraría más cuerpo”, especula un ministro.
El debate se ha iniciado. A medida que avanza la campaña el oficialismo se siente más fuerte, imagina escenarios de lo que vendrá, y de cómo actuar. La que tiene por delante no es fácil.