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El llamado a una intervención internacional en el conflicto colombiano por el presidente electo Alvaro Uribe tuvo una resonancia de derecha: Otto Reich, subsecretario de Estado norteamericano para Asuntos del Hemisferio Occidental, llegó ayer a Colombia por dos días, apoyando la propuesta de Uribe de negociar con los paramilitares de las AUC, mientras éstas se manifestaban dispuestas a negociar si el próximo gobierno logra un “diálogo serio” con la guerrilla. Además, el gobierno saliente de Andrés Pastrana buscará en la Asamblea General de la OEA, que se reunirá en Barbados este domingo, adhesiones para que la organización tenga su propia lista de organizaciones terroristas, y eso llevaría a incluir a las guerrillas colombianas, las FARC y el ELN.
Reich, un funcionario duramente cuestionado por su pasado anticomunista duro, declaró su adhesión a la iniciativa del presidente electo a iniciar negociaciones con todos los grupos que Estados Unidos considera terroristas, lo que en concreto significa la primera vez que en Colombia se contempla a los paramilitares de ultraderecha en un eventual proceso de paz. “Creemos que la mejor solución es la negociada. El presidente ha dicho que quiere negociar con todos los terroristas y nosotros lo apoyamos en eso”, dijo Otto Reich, que permanecerá hasta hoy en suelo colombiano. Estados Unidos considera organizaciones terroristas a los paramilitares, agrupados en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y a las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Uribe fue elegido presidente este domingo y en su primera aparición pública llamó a la comunidad internacional, específicamente a Naciones Unidas, para mediar en el conflicto colombiano. Además pidió la negociación con todos los grupos insurrectos, con la condición de un cese de la violencia. El disidente liberal pretende aumentar la capacidad del ejército al doble de sus fuerzas y crear redes de apoyo integradas por un millón de civiles, pero ayer se manifestó en desacuerdo con un proyecto de ley que deberá ser discutido en el Senado y que autorizaría a los civiles a portar armas de uso militar.
A todo esto, los paramilitares emitieron un comunicado online, firmado por su jefe Carlos Castaño, señalando que esta agrupación participaría en una negociación con Uribe sólo si previamente hay una “negociación seria”’ con la guerrilla. Además indicaron que “nosotros seguiremos combatiendo militarmente a esta guerrilla hasta cuando acepte la conveniencia para todos del inicio de un nuevo proceso de negociación verdadero sin burlarse de los colombianos, y ahí sí, estaríamos dispuestos a iniciar un proceso de negociación entre las AUC y el gobierno nacional”. Durante la administración de Andrés Pastrana las negociaciones de paz con las FARC se mantuvieron durante más de tres años, pero el proceso de paz se dio por terminado el 20 de febrero pasado frente a una escalada de ataques guerrilleros que terminó generando la repulsa de la población y el triunfo arrasador de Uribe en la primera vuelta. Con el ELN tampoco ha habido avances significativos.
La coyuntura pos-atentados del 11 de setiembre puso bajo foco al terrorismo mundial, y Pastrana aprovechó para hacer un llamado a la solidaridad internacional. Lo hizo ya con la Unión Europea, para que incluyera a las FARC en su listado de organizaciones terroristas, y logró al menos su debate en la agenda europea. Ahora Pastrana va por el propio continente, pues tiene pensado presentar una propuesta para que la OEA -que reúne a todos los países americanos salvo a Cuba– tenga su propia lista. Ya se sabe quiénes estarían, y el guiño del amigo americano se da por descontado.