La escalada de las protestas musulmanas se cobró seis víctimas. Cuatro fueron muertos por la policía en Afganistán.
Por Angeles Espinosa*
Desde Teherán
Al menos seis personas han muerto ya en las protestas de los extremistas musulmanes contra las caricaturas de Mahoma. Cuatro de ellas resultaron alcanzadas por disparos policiales ayer en Afganistán, en donde también hubo 19 heridos, y un adolescente pereció en una estampida en Somalía y otras cinco personas fueron heridas. La primera víctima se produjo el domingo en Beirut. Además, el ataque contra embajadas europeas se extendió a Teherán, donde la policía evitó in extremis el incendio de la legación austríaca y las autoridades suspendieron sus relaciones comerciales con Dinamarca.
La localización de los incidentes da sólo una pequeña idea de la amplitud de las protestas que desde la semana pasada se suceden en todo el mundo islámico. Los musulmanes consideran blasfemas las viñetas que inicialmente publicó el diario danés Jyllands-Posten, y han interpretado su reproducción en otros periódicos como un ataque contra su religión. Aunque en ningún caso han sido multitudinarias, la pasión de los sentimientos despertados entre los más radicales ha conducido a numerosas situaciones violentas. Es lo que sucedió ayer en Bagram, la principal base estadounidense en Afganistán, situada a sólo 50 kilómetros de Kabul. La policía afgana disparó para impedir que unos dos mil manifestantes forzaran su entrada en el recinto, causando dos muertos y cinco heridos. Ocho agentes también resultaron heridos. En Mihtarlam, la capital de la provincia de Laghman, fueron los manifestantes quienes, según fuentes oficiales, abrieron fuego contra los guardias, cuya respuesta dejó otros dos muertos. Un portavoz provincial responsabilizó de la movilización a miembros de la milicia talibán y de Al Qaida.
De acuerdo con testimonios recogidos por la BBC, el gentío coreaba “Muerte a Dinamarca” y “Muerte a Francia”, y pidió que se expulse de Afganistán a los diplomáticos y soldados de ambos países. Estos incidentes sólo pueden añadir más dificultades a las que la OTAN está encontrando para sumar fuerzas europeas a su misión afgana. Una reacción similar tuvieron los iraquíes que ayer volvieron a manifestarse en el sur de Irak. Además de quemar banderas danesas, alemanas e israelíes, pidieron la ruptura de relaciones con los países que han publicado los desafortunados dibujos y la salida de los 530 soldados del contingente danés, que opera bajo mando británico. Esta actitud contrasta con la reacción ponderada del gran ayatolá Alí Sistani, líder espiritual de los chiítas iraquíes, que suman el 60 por ciento de la población y controlan el sur del país. “Denunciamos y condenamos con energía este acto horrible”, afirma el venerado clérigo en un mensaje recogido en su página web.
Incluso en el también chiíta Irán, donde hasta ayer se había evitado la violencia, hubo dos ataques preocupantes contra la Embajada de Austria, país que preside la UE este semestre. De madrugada, unos desconocidos lanzaron varios cócteles molotov contra el edificio de la sección consular, sin causar grandes daños. Luego, a mediodía, dos centenares de manifestantes lanzaron piedras y petardos, ante la pasividad inicial de la policía. Los agentes sólo intervinieron cuando algunas chispas prendieron y hubo riesgo de incendio. Este detalle y el hecho de que la mayoría de los asistentes fueran basiyis (una milicia de voluntarios que vigila la ortodoxia) hace pensar que contaron con el visto bueno de las autoridades. Poco antes, el ministro de Comercio, Masud Mir-Kazemi, había anunciado la suspensión de los intercambios comerciales con Dinamarca. Pero los manifestantes pedían además el cierre de las sedes diplomáticas de los países cuyos medios han publicado las candidaturas. Las protestas se extendieron por otros muchos países asiáticos –India, Tailandia–, pero transcurrieron, en general, sin incidentes de consideración.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.