Martes, 28 de marzo de 2006 | Hoy
Casi tres meses después del coma de Ariel Sharon, su partido anticipaba una incierta mayoría en las elecciones de hoy.
Por Donald Macintyre*
Desde Jerusalén
Kadima, el partido fundado por Ariel Sharon hace cinco meses, todavía confiaba ayer en surgir como el partido más grande en la elección israelí de hoy, después de que las últimas encuestas de opinión mostraran que ganaba hasta 36 bancas en el Knesset. Pero la incertidumbre sobre si el partido, conducido por el primer ministro en funciones, Ehud Olmert, buscará una coalición con partidos de la izquierda y la derecha aumentó, en medio de un agudo aumento de votantes indecisos y temores de que el número de votantes pueda descender a cifras sin precedentes.
Las encuestas, cuyos resultados difieren significativamente, mostraron a un Likud muy reducido, dirigido por el ex primer ministro Benjamin Netanyahu, a la zaga en un tercer lugar, con entre 9 y 12 bancas. El Partido Laborista, que está haciendo un esfuerzo concertado para ganarse nuevamente a los votantes de la clase media que desertaron hacia Kadima, tenía entre 18 y 21 bancas, según la encuesta. La gran cantidad de votantes indecisos, estimados en hasta 28 bancas, según una encuesta de Haaretz, significa que no debe descartarse una sorpresa. Pero las tres encuestas mostraban como el “tapado” de la campaña al partido de extrema derecha Yisrael Beiteinu, de Avigdor Lieberman, cuya popularidad es la más alta entre los 900.000 inmigrantes de la ex Unión Soviética, con entre 7 y 12 bancas.
La canciller Tzipi Livni, y considerada por Kadima como una de sus estrellas, fue protegida por hombres de seguridad mientras salía apurada al final de una visita al mercado Mahane Yehuda de Jerusalén, tradicionalmente pro Likud, la víspera de la elección. Manifestantes, mayormente jóvenes partidarios de derecha de los asentamientos judíos en los territorios ocupados, habían tratado que bloquearle el paso, gritando: “Kadima es izquierda” y “Kadima es Hamas”.
La elección bien podría determinar el futuro que puede anticiparse de la Cisjordania ocupada, con Olmert comprometido a ceder partes de ella mientras anexa otras, incluyendo los grandes bloques de asentamientos. A pesar de esto, ha sido una campaña poco excitante, con la perspectiva de que la participación pueda caer debajo de la mínima previa de 2003 de 67,8 por ciento. La elección ha sido caracterizada tanto como un referéndum tardío sobre la retirada de Gaza en agosto pasado como por futuras retiradas parciales de los territorios de Cisjordania ocupados desde la guerra de 1967, de acuerdo con lo proyectado por Olmert. Los asesores de Kadima han dejado en claro que ellos contemplan la perspectiva de separación de los palestinos, que quedarían al Este de la barrera de 720 kilómetros que será completada después de la elección, como el objetivo del partido, más que las negociaciones de paz.
Olmert indicó que sin un dramático cambio en la negativa de Hamas para reconocer a Israel, él no negociará con los palestinos, sino con Estados Unidos y sectores israelíes, incluyendo a los colonos, para dejar trazadas las “fronteras permanentes” de Israel para el año 2010. Durante la campaña, surgieron fuertes cuestionamientos en todo el espectro político respecto de la idea de unas fronteras “permanentes” fijadas de modo unilateral.
Las encuestas sugieren que un resultado posible, una simple coalición Kadima-Laborismo, no podría formarse sin el agregado de al menos un partido para lograr la requerida mayoría de 61 en las 120 bancas de la Knesset. Algunos analistas han especulado con que Olmert podría en cambio buscar una coalición con los dos partidos ultraortodoxos, Shas y el Judaísmo Unido de la Torá, y con el partido de ultraderecha de Lieberman. El líder del Laborismo, Amir Peretz, que está inequívocamente a favor de negociaciones con el presidente palestino Mahmud Abbas, dijo que no se uniría a una coalición que incluya a Lieberman, por las opiniones racistas de éste sobre los árabes. En un desarrollo paralelo ayer, Ishmail Haniya, el nuevo primer ministro palestino de Hamas, sugirió la posibilidad de conversaciones a través de mediadores internacionales. Dijo que la Nueva Autoridad Palestina estaba lista para conversaciones con el cuarteto de Estados Unidos, la Unión Europea, la ONU y Rusia y añadió: “La Unión Europea brindó mucha ayuda a nuestro pueblo y apoyó nuestro derecho por la libertad. Estamos interesados en una fuerte relación con Europa”. Pero no dio una pista inmediata sobre cómo lograría evitar la prohibición de la comunidad internacional de contactar con Hamas a no ser que renuncie totalmente a la violencia y reconozca a Israel.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.
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