EL PAíS › ALBERTO FERNANDEZ Y GONZALO FERNANDEZ SE REUNIERON EN BUENOS AIRES

La comisión de expertos ya está en marcha

Los negociadores prepararon ayer el terreno para el encuentro que mañana mantendrán Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez en Colonia. Resolvieron que los presidentes designarán una reducida comisión de expertos para realizar un estudio de impacto ambiental sobre las papeleras. El nombre de los técnicos que deberán expedirse antes de 90 días ya es discutido por las cancillerías.

 Por Laura Vales

Llegó solo, en un pequeño avión de la Fuerza Aérea uruguaya que aterrizó en el sector militar del aeroparque. Varias horas más tarde dejaría la ciudad llevándose los apuntes del acuerdo. Gonzalo Fernández, el secretario de la presidencia de Uruguay, se reunió en Buenos Aires con el jefe de Gabinete argentino, Alberto Fernández. Los dos Fernández, designados por Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez como sus negociadores oficiales en el conflicto por las papeleras, avanzaron en la preparación del encuentro que los presidentes mantendrán mañana en Colonia. Los negociadores acordaron que Uruguay y Argentina designarán una comisión de expertos para realizar un estudio de impacto ambiental. En un plazo máximo de 90 días, la comisión deberá hacer el diagnóstico sobre los riesgos de contaminación y dar a ambos gobiernos su recomendación.

En principio, cada país designará a “no más de dos o tres” especialistas, detalló una fuente de Gobierno, porque “no se trata de conformar una comisión numerosa”, sino de avanzar con celeridad. Con el objetivo de ir cerrando el tema, hoy Alberto Fernández se reunirá con el canciller Jorge Taiana, mientras Gonzalo Fernández hará lo propio en Montevideo con el ministro de Relaciones Exteriores. El nombre de los técnicos será definido por las cancillerías.

Otro de los puntos sobre los que se habló es el texto de la declaración que los mandatarios darán a conocer al término de su encuentro que mantendrán en la estancia Anchorena, en las afueras de Colonia. El funcionario uruguayo trajo un borrador para discutirlo con su tocayo argentino. Aunque se trate de una cuestión formal, el documento será importante si fija el compromiso de los Estados de respetar el dictamen que finalmente brinde la comisión.

En Gualeguaychú y Colón, donde los vecinos permanecen al costado de la ruta observando la evolución de las conversaciones, las expectativas están centradas en que el estudio de impacto ambiental recomiende relocalizar las plantas de celulosa. En el gobierno argentino, en cambio, creen que esto es improbable; los funcionarios consideran que en todo caso se podrá imponer a las empresas Botnia y Ence un mayor grado de control sobre su funcionamiento. En el Uruguay, como es público, el gobierno, la oposición y buena parte de la sociedad se muestran convencidos de que los daños ecológicos serán menores y manejables. El rechazo a la instalación de las plantas no ha conseguido hasta ahora ser masivo, como en Entre Ríos. Por el contrario, ha habido manifestaciones en su defensa, con la creación de puestos de trabajo como argumento principal.

Efectos

El informe ambiental sobre los efectos que las fábricas de celulosa pueden ocasionar a la gente que vive del otro lado del río nunca se hizo. Hubo un intento el año pasado, con una comisión binacional que no pudo ponerse de acuerdo y emitió dos dictámenes por separado. Los especialistas coinciden en que las papeleras van a contaminar, el dato no es negado por nadie, ni siquiera por las compañías. La duda es cuánto.

Las empresas sostienen que, con su tecnología, pueden mantener la situación bajo control. El director general de la planta de Ence en Fray Bentos, Emilio Rodríguez, dijo a Página/12 que la contaminación “no va a repercutir de una forma irreversible sobre el medio natural”; incluso en el discurso empresario hay una ambigüedad que alimenta la inquietud de quienes van a vivir cerca de las plantas.

Gualeguaychú está a sólo 26 kilómetros del lugar elegido por Botnia, la mayor de las dos fábricas, para instalarse. Los técnicos argentinos que integraron la anterior comisión binacional advirtieron sobre los siguientes riesgos, que tendrán que formar parte del temario de la nueva comisión que Kirchner y Tabaré intentarán definir mañana:

- El tamaño de las plantas: Botnia y Ence tendrán capacidad para producir un millón 500 mil toneladas de pasta de celulosa por año. Estarán entre los emprendimientos papeleros más grandes a nivel mundial. Tomarán enormes cantidades de agua del río, que devolverán a su cauce después de usada en el proceso industrial.

- En la medida en que utilicen cualquier compuesto conteniendo cloro –incluyendo dióxido de cloro– existe el riesgo de que se formen sustancias órgano cloradas (AOX tóxicos que según los ambientalistas deprimen el sistema inmunológico). Teniendo en cuenta el volumen de las plantas, el río Uruguay va a recibir “250 mil kilogramos por año de AOX”.

- Como las fábricas están a seis kilómetros de distancia entre sí, potenciarán sus efectos.

- El río tiene una gran diversidad de usos, entre ellos el consumo del agua por parte de la población, el turismo y la pesca. Es un río con gran diversidad de peces en un ecosistema frágil. Los efluentes de las papeleras, han señalado los técnicos, “afectarán negativamente las aguas del río, su biota y sus actuales usos”.

Los técnicos uruguayos, en su dictamen, defendieron la instalación de las papeleras, porque usarán “la mejor tecnología disponible” y estarán sujetas a cumplir con las leyes ambientales.

El desacuerdo interno en aquella comisión binacional frenó las conversaciones abiertas sobre el tema. Ahora, la apuesta es que una nueva comisión pueda llegar a un diagnóstico común, de manera que Argentina y Uruguay tomen una decisión consensuada.

En Uruguay la paralización de las obras es seguida con recelo: hay temor por la pérdida de puestos de trabajo (ver aparte). El gobierno frenteamplista está recibiendo una fuerte presión de los partidos opositores, que lo critican por haber acordado con Kirchner el parate. Ayer, buscando remarcar que la suspensión fue voluntad de las empresas, Vázquez agradeció a Botnia y Ence “el gesto” para facilitar el diálogo.

El reconocimiento incluyó a las dos compañías, aunque Ence todavía no había anunciado qué hará. Anoche todavía quedaba, de cara al encuentro presidencial del miércoles, ese último obstáculo: que la firma confirmara la suspensión de sus obras. Esta condición fue reclamada por el Fernández argentino a su par uruguayo. Su tocayo le contestó que Ence hará ese anuncio en las próximas horas. La empresa está en la etapa inicial de su construcción, removiendo escombros, y tiene un plantel chico, de sólo 300 trabajadores.

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El secretario general de la Presidencia, Gonzalo Fernández, llegó a Buenos Aires solo en un pequeño avión de la Fuerza Aérea Uruguaya.
 
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