Miércoles, 29 de marzo de 2006 | Hoy
EL MUNDO › LA DERECHA SE ACERCO AL GOBIERNO SOCIALISTA POR LA TREGUA DE ETA
Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
José Luis Rodríguez Zapatero logró ayer sumar al opositor Partido Popular a su estrategia para encauzar el proceso de paz abierto con la banda separatista ETA. El encuentro de dos horas y media que mantuvieron el primer ministro español y Mariano Rajoy, máximo referente de la derecha en la oposición, concluyó con una comparecencia pública de ambos líderes en la que anunciaron el comienzo de una colaboración abierta y franca entre ambos partidos para poder enfrentar los próximos pasos en el camino hacia la paz, un proceso que se abrió el pasado miércoles con el anuncio del alto el fuego permanente por parte de la organización armada vasca.
Zapatero y Rajoy no mantenían conversaciones privadas desde hacía siete meses, un largo período caracterizado por un enrarecimiento del clima político español gracias a la oposición frontal de los “populares” al actual gobierno socialista, no sólo en materia de política antiterrorista. El PP no ha dejado pasar una al Ejecutivo de Zapatero desde que éste ganó las elecciones en marzo de 2004. Primero se opuso con gran estruendo a la ley que permitía el matrimonio a los homosexuales, luego impulsó manifestaciones contra el proyecto de reforma de la ley de educación (que quitaba poder a la Iglesia Católica, declaraba la asignatura de religión como no obligatoria y obligaba a los colegios privados a tener un cupo mínimo de alumnos hijos de inmigrantes) y, por último, levantó las barricadas contra el intento socialista de modificar el régimen de las autonomías regionales, base del particular federalismo hispano.
Mientras los españoles contemplaban atónitos cómo la derecha en la oposición crispaba de forma inusual el clima político, Zapatero comenzó a anunciar que el “fin de ETA” estaba próximo, lo que aumentó las iras de Rajoy y su tropa. Por todas estas razones, el encuentro de ayer era esperado con mucha expectación en la península.
Rajoy llegó con las espaldas cubiertas luego de haberse reunido el lunes con la ejecutiva de su partido, de la que obtuvo el respaldo necesario para producir un giro de 180 grados en su política de confrontación con los socialistas. Zapatero le había allanado el camino en un encendido discurso en la Cámara de Diputados el pasado viernes, en el que reconoció al anterior gobierno “popular” su contribución a la lucha contra el terrorismo etarra y en el que dejó muy claro a sus opositores que sin ellos el proceso de paz no iba a llegar a buen puerto.
Aún así, el encuentro no estuvo exento de controversias. A pesar de que Rajoy abandonó el Palacio de la Moncloa prometiéndole a Zapatero toda su “colaboración para acabar con ETA”, exigió al gobierno que “no pague ningún precio político” a los separatistas vascos, lo que en ciertos círculos políticos se lee como una rotunda negativa a que el proceso de paz culmine con una amnistía general a los presos etarras. Pocas horas después de concluido el encuentro una noticia proveniente de Herri Batasuna, el ilegalizado brazo político de ETA, dejó en claro que el camino por recorrer será largo y arduo, como no se cansa en estos días de repetir el gobierno. El portavoz de la agrupación vasca, Fernando Barrena, aclaró que el procesamiento que la Justicia española mantiene contra su máximo referente Arnaldo Otegi y su eventual encarcelamiento serían leídos como “inaceptables e incomprensibles” en el actual contexto. Desde el gobierno se han limitado a responderle que ellos no interfieren con la “agenda de la Justicia”, aunque fuentes políticas bien informadas sugieren que desde la Fiscalía General del Estado se están dando los pasos necesarios para “suavizar” el proceso a Otegi, una operación de alto riesgo que los socialistas pretenden que no se lea como una “concesión” apresurada.
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