Jorge Telerman puso ayer en funciones al gabinete que lo acompañará en su gestión como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Los nuevos ministros y secretarios –con quienes Telerman mantendrá hoy su primera reunión de trabajo– juraron en una ceremonia en la cual la presencia del ex titular de Economía, Roberto Lavagna, resultó tan notoria como la ausencia del kirchnerismo porteño y de funcionarios de la administración de Néstor Kirchner. “Fue una señal para que tome nota”, explicaron desde la Casa Rosada, donde recelan del sucesor del destituido Aníbal Ibarra.

La jura de los once ministros y los tres secretarios que estarán junto a Telerman en la primera línea de la administración porteña se realizó en el Teatro Presidente Alvear. El jefe de Gobierno eligió ese lugar –intentó que fuera en el museo Isaac Fernández Blanco pero está en refacciones– y rompió así con la tradición de hacer esa clase de ceremonias en el Salón Blanco o en el Salón Dorado de la sede el Ejecutivo local. Habrá que ver qué pensaron de su decisión los porteños que debieron transitar a la hora del acto por una Corrientes ahora angosta como en sus años de esplendor y encima con dos carriles cortados por los autos oficiales estacionados en doble fila a lo largo de media cuadra de la avenida.

Las luces de la sala se apagaron oportunamente para la jura y sólo quedaron encendidos los reflectores que iluminaban el escenario, donde Telerman aguardó en el centro el ingreso de cada uno de sus ministros y secretarios para ponerlos en funciones. Así, ante el llamado del locutor de turno, fueron pasando de a uno Diego Gorgal (Gobierno), Guillermo Nielsen (Hacienda), Silvia Fajre (Cultura), Donato Spaccavento (Salud), Gabriela Cerruti (Derechos Humanos y Sociales), Lía María (Espacio Público), Roy Cortina (Descentralización), Enrique Rodríguez (Producción), Marcelo Vensentini (Medio Ambiente), Alberto Sileoni (Educación), Ernesto Selzer (Obras Públicas), Sergio Beros (Legal y Técnica), Raúl Fernández (Secretaría General) y Oscar Feito (Prensa y Difusión).

La sala estaba colmada, a tal punto que muchos debieron conformarse con quedarse parados en los pasillos, a pesar de que de antemano se había dicho que “por cuestiones de seguridad” no se permitiría el acceso. Los socialistas destacaron la presencia del rosarino Hermes Binner, en respaldo a la incorporación de Cortina al gabinete, pero quien sobresalió en la primera fila de butacas fue Lavagna. “Vine a saludar a un amigo”, explicó el ex ministro de Economía en alusión a Nielsen, quien lo secundó en esa cartera como secretario de Finanzas.

La designación de Nielsen no dejó del todo conforme al gobierno nacional, como tampoco que Beros reemplace en la Secretaría Legal y Técnica a Débora Cohen, quien responde a Vilma Ibarra. Además, a los kirchneristas porteños no les cayó bien el nombramiento de Cortina en Descentralización, un puesto que el jefe de Gabinete nacional, Alberto Fernández, había acordado con Ibarra ya suspendido para el joven K Nicolás Trotta y que Telerman se negó a convalidar durante su interinato.

El estado de la relación entre Telerman y Fernández –en quien Kirchner delegó la interlocución política en el distrito– se hizo evidente en las ausencias: no hubo ningún funcionario nacional en la ceremonia y del kirchnerismo porteño sólo estuvo Helio Rebot, el legislador del bloque K que a contramano del resto de sus compañeros votó por la destitución de Ibarra. Rebot se mezcló entre los macristas instalados en la platea, entre los que no pasó inadvertido Jorge Enríquez. Algún kirchnerista, incluso, llegó hasta la puerta del Alvear y no entró porque –llamado telefónico mediante– cambió repentinamente de planes.

“Las ausencias que hubieron corren por cuenta de quienes se ausentaron”, trataron de minimizar allegados a Telerman, quien en un breve discurso agradeció a sus ministros y secretarios por “el honor de aceptar acompañarme hasta diciembre de 2007”. Además, prometió que dará “prioridad al trabajo y al hacer en la gestión”.