Miércoles, 29 de marzo de 2006 | Hoy
La hacienda acumula una suba de 6,2 por ciento en la semana. Y las ventas al exterior no detuvieron su ritmo. En Agricultura aseguran que recién a mediados de abril bajará el precio.
Por Fernando Krakowiak
La carne aumentó ayer 3,5 por ciento y acumula una suba de 6,2 en dos días debido al escaso movimiento registrado en Liniers, donde sólo ingresaron 5978 cabezas, 3 mil animales menos que el promedio de los martes. En el mercado sostienen que la lluvia del fin de semana y la huelga de los empleados de Senasa explican la recuperación de los precios. El secretario de Agricultura, Miguel Campos, pronosticó ayer que en abril aumentará la oferta y la situación se va a revertir. Sin embargo, las entidades gremiales amenazan con refutar los pronósticos del funcionario.
El próximo viernes se realizará una asamblea nacional de productores en Corrientes, con la presencia de los principales dirigentes de la Sociedad Rural y las Confederaciones Rurales Argentinas, donde se evaluará la posibilidad de iniciar acciones de protesta contra la suspensión de las exportaciones. Fuentes consultadas por Página/12 confirmaron que “una posibilidad es dejar de enviar hacienda a Liniers”.
Pese a las presiones, la ministra de Economía, Felisa Miceli, aseguró ayer que “hay una situación de excepción por la emergencia sanitaria”, producida por la aftosa, la vaca loca y la gripe aviaria que encarece los precios, por lo que “la Argentina volverá a exportar cuando pueda hacerlo abasteciendo, a su vez, a precios razonables el mercado interno”. Al condicionar el levantamiento de la restricción a la superación de la “emergencia sanitaria”, la ministra dejó abierta la posibilidad de que la suspensión pueda ir más allá de los 180 previstos actualmente.
La intervención del Gobierno enfurece a la mayoría de los empresarios del campo, quienes remarcaron que ni el freno a las exportaciones ni el peso mínimo exigido para faenar ganado provocaron una baja de precios en el mercado interno. El único apoyo provino del presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, quien aseguró que “está bien que el Presidente ponga equilibrio”, porque “es tanta la demanda exportadora que si no se intervenía se iban a terminar exportando hasta los toros viejos”. Hugo Biolcatti, vicepresidente de la Sociedad Rural, aseguró, en cambio, que “para el Gobierno, parece que producir carne es un servicio público, como el boleto de colectivo, pero sin subsidios y así se va a conseguir que no haya colectivos, o sea, vacas”.
Miguel Campos rechazó este último pedido al afirmar que “la solución no pasa por subsidiar cortes, lo importante en la carne es la expectativa de inflación que genera. Por más que yo subsidie el precio va a seguir siendo alto”. El funcionario agregó que “en abril vamos a ver un ingreso más importante de carne porque en febrero y marzo hay mejor disponibilidad de pasto”. El mes próximo también genera expectativas entre los funcionarios porque sostienen que es cuando se debería comenzar a sentir el efecto generado por la restricción de las importaciones.
Hasta ahora, la mayoría de los frigoríficos continuó exportando casi normalmente porque la resolución que prohibió las exportaciones no frenó a las mercaderías que, a la fecha de entrada en vigencia de la norma, se encontraban “amparadas por cartas de crédito irrevocables o pagadas total o parcialmente”. Como el anuncio de la prohibición se formuló el miércoles 8 y la resolución se publicó en el Boletín Oficial el lunes 13, los exportadores aprovecharon los días intermedios para solicitar autorización para exportar casi 40 mil toneladas, haciendo valer cartas de crédito fechadas antes de la publicación de la norma. Las autorizaciones tienen 30 días de vigencia. Por lo tanto, ese artilugio caducaría a mediados de abril.
En las próximas semanas, la estrategia de los empresarios es redoblar la presión sobre el Gobierno a través de medidas de fuerza que comenzarán a evaluar el viernes. El objetivo es forzar una negociación que posibilite flexibilizar la prohibición fijando cupos a la exportación. A cambio garantizarían el precio de los cortes populares que se consumen en el mercado interno. Hasta el momento, el Gobierno rechazó esa posibilidad, argumentando que sólo negociarán cuando el precio de la carne baje en los mostradores de las carnicerías. Sin embargo, la carne no bajó y si los valores de referencia que fija el Mercado de Liniers continúan subiendo, en los próximos días es probable que continúen subiendo.
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