EL MUNDO › COMPROMISO SOBRE LAS LEYES ANTIINMIGRATORIAS

Sancionarán, pero un poquito

Por Nicholas Watt, Ian Black y Patrick Wintour
Desde Sevilla y Londres

Líderes europeos negociaban anoche en su cumbre de Sevilla para tratar de llegar a un acuerdo sobre nuevas reglas de asilo, en momentos en que los gobiernos de centro intentan superar desafíos desde la extrema derecha. Había esperanza de un acuerdo luego de que Gran Bretaña y España aguaran propuestas muy polémicas para cortar ayuda a los países que rehusaran cooperar con la Unión Europea en temas de inmigración. Entre resueltas protestas de Francia y Suecia, respaldadas por otros escépticos, Gran Bretaña sugirió que los países en falta debían enfrentar sólo suaves restricciones comerciales. España, actual presidente de la Unión Europea, hizo claro anoche que los países en falta tendrían que romper las reglas “sistemáticamente” antes de que se emprenda una acción contra ellos. El premier británico Tony Blair y su contraparte española José María Aznar esperaban que su enfoque más moderado apaciguara al presidente francés Jacques Chirac y al primer ministro sueco Goran Per- sson, que lideraron la oposición a sus planes iniciales. Funcionarios españoles estaban atendiendo a estas críticas anoche mientras redactaban un borrador de comunicado que será sometido al cierre de la reunión esta mañana.
El canciller británico Jack Straw declaró que todos los países coincidían en la importancia de abordar el tema del asilo, particularmente a la zaga de los éxitos electorales de la extrema derecha en toda Europa. “Estamos inmunizándonos contra el virus de la extrema derecha –dijo–. La manera de tratar con temas que están siendo explotados por la extrema derecha es reconociendo que existe un problema legítimo para abordarlo de un modo, proporcionado, determinado y humano”, sostuvo. Cualquier acuerdo incluirá plazos para adoptar una política de asilo común y una nueva versión de la Convención de Dublín de 1990 que permita expulsar más rápidamente a los solicitantes de asilo rechazados. Pero no habrá planes para una policía fronteriza común de la Unión Europea, que fueron rechazados por Gran Bretaña. Fuentes ministeriales británicas expresaron confianza anoche en que se podría llegar a un acuerdo luego de que Straw declarara que Gran Bretaña había ganado un apoyo abrumador –aunque no unánime– para sus propuestas. Pero cualquier acuerdo estará muy lejos de la dura iniciativa lanzada el mes pasado por Blair y Aznar, cuando acordaron que la UE debía usar su “peso económico y financiero” contra los países que rehúsen colaborar sobre la inmigración. La propuesta angloespañola horrorizó a varios países europeos. Persson subrayó su disgusto cuando dijo: “Repito mi objeción a usar la ayuda como una sanción política. Es una propuesta estúpida”. Gerhard Schroeder, el canciller alemán, advirtió que las medidas punitorias sólo podían ser usadas como un último recurso.
Straw enfatizó el cambio de orientación por Gran Bretaña y España cuando dijo que el énfasis sería más en la zanahoria que en el palo, en lo que denominó como “condicionalidad positiva”. El canciller dijo que “los países obtendrían más ayuda si cumplieran con acuerdos cooperativos. Obviamente, si no cumplieran, la ayuda adicional les sería retirada”.
Funcionarios británicos dijeron que las medidas punitorias probables incluirían la opción más suave de introducir barreras arancelarias más altas y restringir el acceso a mercados de la UE para países en falta. A un nivel político, los ministros podrían restringir sus visitas a los países en falta. Pero la ayuda adjudicada para combatir la pobreza no sería cortada bajo ninguna circunstancia.

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