EL MUNDO

Sin Ciampi bis, se espera una batalla de coaliciones

El presidente italiano, Carlo Ciampi, dijo no estar disponible para un nuevo mandato. Es el único candidato bajo consenso de la derecha y la izquierda. Los nombres que aparecen en carrera.

Por Enric González *
Desde Roma


Carlo Azeglio Ciampi, popularísimo presidente de la República Italiana, dejó ayer helados a los italianos: el viejo estadista anunció de forma definitiva, con un comunicado oficial, que no estaba “disponible” para un nuevo septenio que, a sus 85 años, habría constituido casi una condena a perpetuidad en el Palacio del Quirinal. La negativa de Ciampi abrió las puertas de la presidencia al poscomunista Massimo D’Alema, candidato del centroizquierda pero rechazado de forma frontal por el centroderecha, que postula a la mano derecha del primer ministro Silvio Berlusconi, Ginni Letta. Una opción menos conflictiva sería el economista y ex presidente del gobierno Giuliano Amato. La decisión obliga al líder de la coalición del centroizquierda, Romano Prodi, a esperar que el Parlamento elija al sucesor de Ciampi para ser designado jefe de gobierno.

La presión sobre Ciampi, la única persona aceptada por las dos coaliciones, había llegado a niveles casi irresistibles. Romano Prodi, Silvio Berlusconi, los obispos, la patronal y hasta el delantero centro del Livorno, Cristiano Lucarelli, su equipo del corazón, le habían rogado que siguiera. Toda Italia estaba pendiente de una palabra de Ciampi. El presidente, que acaba de convertirse en bisabuelo y estaba de visita oficial en Livorno, escuchó ya por la mañana a unas cien personas que, a la puerta de su casa, gritaban “Ciampi bis, Ciampi bis”. El anciano estadista hizo un comentario lacónico: “Ya veremos”. Un poco más tarde pronunció una frase que fue interpretada como un paso hacia la continuidad: “Mi ciudad, Livorno, fue la primera que quise visitar como presidente y es ahora la última visita de mi septenio”. No dijo “presidencia”, sino “septenio”. En un país habituado a la sutileza, ese matiz dio mucho de qué hablar. Pero la interpretación resultó errónea.

“Ninguno de los nueve presidentes que me precedieron fueron reelegidos. Considero que se trata de una tradición significativa. No está bien quebrarla. No estoy disponible”, declaró Ciampi en un comunicado divulgado más tarde por el palacio presidencial. Ciampi señaló que creía que a causa de su avanzada edad ya no tiene las energías suficientes para el extenso y difícil cargo y agregó que “renovar un mandato tan largo, de siete años, no conviene a las características de una forma republicana de Estado”. El ex presidente de la República Francesco Cossiga calificó la decisión de “un acto alto y noble que testimonia, aunque no era necesario, el desinterés personal del presidente Ciampi por los cargos y honores”.

La decisión del presidente desató una dura batalla política y obliga a Prodi a esperar para su investidura como primer ministro, a pesar de su voluntad manifiesta de formar rápidamente su gabinete y asumir las riendas del país. Prodi, que tiene preparada la lista de ministros y esperaba presentarla entre hoy y mañana, deberá esperar que el Parlamento elija al sucesor de Ciampi, el 8. Berlusconi, que lamentó la negativa de Ciampi, propuso para el cargo a Ginni Letta, subsecretario de la Presidencia del gobierno y mano derecha del aún primer ministro en funciones. Letta es conocido, según Berlusconi, por “su extraordinaria capacidad de trabajo, su extraordinario sentido del Estado y absoluta capacidad de estar por encima de las partes”. El centroizquierda postula por su parte a Massimo D’Alema, presidente de Democráticos de Izquierda (DS) y la mayor formación de la coalición. Pero también se barajan otros nombres, como el del economista y ex presidente del gobierno Giuliano Amato.

Ciampi, un hombre de ideas moderadas y más bien conservadoras, fue elegido presidente en 1999, cuando la mayoría parlamentaria era de centroizquierda. Antes había sido ministro de Economía en el primer gobierno de Romano Prodi (1996-1998) y en el gobierno de Massimo D’Alema (1998-1999). Su buena relación personal con los dirigentes de la coalición prodiana y la maestría con que mantuvo al gobierno de Berlusconi dentro de los límites de la Constitución lo convirtieron en un tótem del progresismo.


* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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El octogenario presidente de Italia, Carlo Ciampi.
Imagen: AFP
 
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