Sábado, 2 de septiembre de 2006 | Hoy
De visita en Buenos Aires para dar conferencias sobre género y política y explicar el proceso de paz en España, la presidenta del parlamento vasco, Izaskun Bilbao, derrocha optimismo sobre el proceso de desarme de la agrupación ETA.
Izaskun Bilbao está llena de esperanza. “Me gustaría ser recordada como la presidenta de la paz”, afirma con brillo en sus ojos la presidenta del Parlamento Vasco. Izaskun Bilbao no para. Desde joven se somete a una actividad intensa: es licenciada en Derecho, obtuvo un Master de Gestión de Empresas, y a sus 26 años ya era concejala en el Ayuntamiento de Bermeo. Tanto trabajo rindió sus frutos: con 45 años es la primera mujer que preside el Parlamento. Bilbao fue invitada a Mendoza y Buenos Aires para dar una serie de charlas sobre el proceso de paz con el grupo armado ETA, la aplicación de políticas de igualdad de género y de nuevas tecnologías para mejorar la transparencia en las instituciones públicas. Entre un sinnúmero de reuniones, se hizo un espacio para conversar con Página/12. “Es un momento de gran esperanza”, indicó la parlamentaria del Partido Nacionalista Vasco (PNV).
–¿Cómo ve el futuro del proceso de paz con la ETA?
–Veo un futuro esperanzador, al igual que toda la sociedad. Según las últimas encuestas, el 91 por ciento de los vascos apoya las negociaciones del gobierno español con la ETA. Esperamos que esta situación sea definitiva. Cada día que pasa pensamos que no hay vuelta atrás. Pero hay que seguir trabajando. A los responsables políticos les corresponde trabajar en dos mesas: la primera es la del gobierno español con la ETA, y la segunda es entre los diferentes partidos vascos, para avanzar en el camino de la reconciliación y la normalización política.
–¿No teme que la tregua se frustre, como la de 1998, que duró sólo un año?
–Hay muchas diferencias con el proceso de paz que había comenzado en 1998. Aquél estuvo acompañado de un acuerdo con los partidos nacionalistas vascos –el PNV y el Eusko Alkartasuna (EA)–, del que no formaron parte los partidos nacionales –el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista (PSOE)–. En 1998 no intervino el gobierno español ni hubo apoyo internacional. Además, no fue acompañado de otros procesos de paz que influyeron en el paso que la ETA dio en marzo, como el caso del IRA en Irlanda del Norte. Antes de ese cese del fuego no teníamos un ejemplo cercano para pensar que el proceso de paz era posible. La izquierda manifiesta incluso algo que no manifestaba en 1998: avanzar teniendo en cuenta a todos los agentes de la sociedad vasca.
–Se considera que los partidos vascos tuvieron parte de la culpa de que se rompiera la tregua en 1998...
–Quizá no hubo madurez suficiente para avanzar en el proceso. Hubo un intento sincero de algunos partidos, pero no dio sus frutos. La autocrítica que se hizo del acuerdo del ’98 sirvió para avanzar y plantear el alto el fuego de este año con otras condiciones.
–¿Qué otras causas llevaron a la ETA a dar este paso?
–En los últimos años la sociedad vasca ha reclamado constantemente a ETA que abandone las armas. El impulso de los vascos ha sido determinante. Otro factor fueron los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, que hicieron ver a la ETA que la sociedad en general no estaba dispuesta a que organizaciones armadas continuaran influyendo en la política.
–¿Cómo vive este proceso tan particular como presidenta del Parlamento?
–Hace un año que estoy en el cargo, y en una entrevista el primer día de mi nombramiento me preguntaron cómo me gustaría ser recordada. En ese momento no sabía que esto podía ocurrir y dije algo que sonó utópico: “Me gustaría quedar como la presidenta de la paz. Tener la posibilidad de conseguir la paz en Euskadi”. Recibí la noticia del comunicado de la ETA con una gran alegría. Es algo que esperábamos hace muchos meses.
–¿Qué aportan las mujeres en política en comparación con los hombres?
–Las mujeres somos educadas para ser cuidadoras. Tenemos menos miedo en tener contacto con los afectos y mayor flexibilidad a la hora de gestionar. También somos comprensivas, en especial con las personas que trabajan con nosotras, lo que es muy importante. Si bien hoy en día hay mujeres en puestos importantes, queda mucho por hacer.
Reportaje: Virginia Scardamaglia.
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