El presidente paraguayo, Nicanor Duarte Frutos, consideró ayer que el ex obispo Fernando Lugo está inhabilitado para postularse a la presidencia, aunque lo invitó a trabajar juntos para lograr una reforma constitucional que les permita a ambos disputar la presidencia. “Según el Vaticano, Lugo está en pleno off side (fuera de juego)”, dijo Duarte Frutos al referirse a un decreto conocido el miércoles, que suspendió a Lugo para ejercer funciones y derechos del oficio episcopal.

A fines de 2006, Lugo presentó su renuncia como obispo de la diócesis de San Pedro y se lanzó de lleno a la arena política, con la intención expresa de liderar un amplio movimiento nacional para derrotar en 2008 al Partido Colorado, en el poder desde hace sesenta años. El decreto papal del miércoles lo suspendió a divinis, es decir que le impide impartir los sacramentos, pero le aclara que con esta sanción penal permanece en el estado clerical y continúa estando obligado a los deberes a él inherentes.

La suspensión vaticana abrió ayer un debate jurídico que fue aprovechado por el presidente paraguayo para volver a introducir su propuesta de una enmienda constitucional que le permita obtener la reelección, la cual es rechazada de plano por la oposición. “Me solidarizo con Lugo en este momento, porque estamos en la misma situación. Queremos ser candidatos, pero aparentemente existen pequeñas trabas jurídicas”, aseguró el mandatario.

La Constitución paraguaya señala en el artículo 235 que no están habilitados para ser candidatos a la presidencia de la república o a la vicepresidencia los ministros de cualquier religión o culto, mientras que en el 229 veta la reelección del jefe de Estado. “Podríamos hacer la enmienda y lo habilitamos (a Lugo) y puede que me dé también a mí la oportunidad”, enfatizó el mandatario.

Sectores oficialistas y algunos jerarcas de la iglesia paraguaya se amparan en la Constitución para declarar la candidatura como ilegal. En cambio, Lugo considera que puede ejercer todos los derechos civiles porque renunció públicamente en diciembre pasado a su estado clerical y afirmó que nadie puede ser obligado a pertenecer a ninguna asociación. Además, indicó que tomó sin sorpresa la decisión del Vaticano, que en cierta forma la esperaba, y que ésta confirmó su pedido de renuncia. Lugo ratificó asimismo que sigue permaneciendo a la Iglesia Católica y que su fe en Jesucristo y en el credo de la Iglesia “continúan invariables”, aunque aclaró que continúa con su proyecto político.

En la Iglesia las opiniones en torno de la candidatura del ex obispo están divididas. El obispo emérito de Encarnación, Jorge Livieres Bank, considera que Lugo sigue siendo un ministro católico, mientras que el titular de la diócesis de Concepción, Zacarías Ortiz, cree que sí puede ser candidato a la presidencia. Según Ortiz, la sanción es exclusivamente en el ámbito eclesiástico. “Significa que como ciudadano paraguayo en uso de sus facultades puede ser candidato a jefe de Estado”, afirmó.

Otro debate abierto es la reacción del Vaticano si Lugo, como él mismo asegura, no sigue los consejos del Papa y reconsidera su decisión de lanzarse a la pugna electoral. “Habría que esperar un poco más, dependiendo de los pasos que se vayan dando, para ver si es rebelde o no es rebelde”, afirmó el obispo castrense Ricardo Valenzuela. “Sentimos profundamente que él haya tomado ese camino, es un hermano que nos dejó, pero esa es una decisión personal”, agregó.