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El real al record de más de 3 dólares. El riesgo país a la marca también record de más de 2000 puntos. La Bolsa de San Pablo con pérdidas del 4,64 por ciento. Este era el panorama devastado, como un campo después –o en medio– de la batalla, que quedaba ayer luego de una semana tormentosa para la economía brasileña, en que las expresiones de apoyo y confianza de la visitante Anne Krueger, número 2 del FMI, no convencieron a los mercados, a tal punto que Krueger tuvo que salir a decir ayer que era posible un nuevo paquete de ayuda del Fondo antes de las elecciones del 6 de octubre, a condición de que hubiera un compromiso político de los principales candidatos de mantener el rumbo económico. Pero justamente esas elecciones son las que provocaron la estampida de ayer, debido a una nueva encuesta que sitúa a José Serra, candidato oficialista de los mercados, en un tercer lugar probablemente irremontable, mostrando un ascenso decisivo del centroizquierdista Ciro Gomes, quien llegaría a la presidencia en una segunda vuelta con el petista Luiz Inácio Lula da Silva, un ballottage que los economistas ortodoxos contemplan como un torneo entre el Diablo y Satanás.
El nuevo sondeo electoral oficial sobre las elecciones presidenciales ha supuesto un terremoto en la opinión pública. Se desploma Serra, el candidato del gobierno apoyado por el presidente saliente Fernando Henrique Cardoso, que baja a un 12 por ciento. Ciro Gomes, el candidato antigobierno, sigue subiendo en forma aparentemente imparable y ha alcanzado el 26 por ciento de las intenciones de voto, mientras Lula sigue estancado en un 33 por ciento. En un hipotético segundo turno entre Lula y Gomes, éste ganaría las elecciones por siete puntos de diferencia. En tanto que el candidato de los Evangélicos, Anthony Garotinho, con un 11 por ciento, está pensando en retirarse de la carrera y volver a competir para gobernador del estado de Río, candidatura que había dejado para su mujer. Los nuevos sondeos, junto con la crisis estadounidense y argentina han hecho que el dólar se dispare, necesitándose por primera vez más de tres reales (3,015, para ser precisos) para comprar un billete verde. La subida de Ciro Gomes, ex gobernador de Alagoas y ex ministro de Hacienda, se presenta como alternativa tanto al gobierno de Cardoso como a Lula. De acuerdo con algunos sondeos, su ascenso tiene que ver con el efecto multiplicador de las opiniones de la clase media, que lo ve como a un hombre con ideas claras, que propone un nuevo programa económico fundado en la producción de riqueza y en una mejor distribución de la renta a través de una profunda reforma fiscal. Pero que también propone mano dura contra el crimen organizado del narcotráfico, que está poniendo de rodillas a ciudades como San Pablo y Río de Janeiro, donde se empieza ya a hablar de la posibilidad de imponer un estado de emergencia. El candidato estrella del momento se muestra sin embargo muy cauto. Ha afirmado que nadie puede pensar que “Serra está muerto”, ya que tiene aún todo el peso de la máquina del gobierno y todo el apoyo del mundo financiero internacional. Y recuerda que en las últimas presidenciales Cardoso había comenzado con un 7 por ciento de la intención de voto y acabó ganando las elecciones.
De todas maneras, los mercados no confiaron, y Krueger tuvo que cambiar súbitamente de discurso, después de afirmar confiadamente que la economía brasileña estaba en orden. La primera subdirectora gerente del Fondo dijo en conferencia de prensa que el organismo preferiría negociar un nuevo acuerdo con el próximo gobierno “pero –agregó, en inusual contradicción con su papel favorito como “Dama de Hierro” de las finanças mundiales–, si algo fuese deseable antes de eso, tendría que haber algún tipo de compromiso de los protagonistas políticos”. Y continuó: “Obviamente, la situación del mercado es preocupante y nosotros (un equipo del FMI y funcionarios brasileños) discutimos posibles maneras de superarla. Pero,¿estamos negociando un programa? ¿Tenemos un cronograma definido, o algo así? No”.
Precisamente eso realimentó la desconfianza de los inversores. La Bolsa paulista operó la mayor parte del día con pérdidas del 2 por ciento, influidas por la suba del dólar y del riesgo país, pero se desplomó con la decepción que causaron en el mercado declaraciones del ministro de Hacienda Pablo Malán, quien había convocado a última hora de la tarde a una conferencia de prensa donde se esperaba que anunciara un nuevo acuerdo con el Fondo. No lo hizo, y el resultado fue que el índice Bovespa cayó a niveles similares a los del 3 de marzo de 1999, cuando el país se debatía en la crisis que lo obligó a devaluar el real.