El gobierno de Colombia aceptó ayer el cese al fuego experimental y transitorio que propuso la segunda guerrilla más importante del país, el Ejército de Liberación Nacional (ELN). “Insistimos en la verificación y para que haya verificación se necesita ubicación territorial, pero somos flexibles y estamos dispuestos a construir fórmulas alternativas con ellos”, explicó el comisionado de paz del gobierno, Luis Carlos Restrepo. El funcionario intentó así flexibilizar la posición del Palacio de Nariño, que hasta ahora demandaba como condición previa para el cese de fuego la delimitación de zonas para verificar el alto al fuego. El comandante Pablo Beltrán (izquierda), negociador de la guerrilla, había advertido el lunes pasado que la concentración de sus cuatro mil hombres en una región específica, bajo el control del ejército, sería un suicidio. Además, había demandado que el cese de las hostilidades fuera bilateral. Restrepo sólo se comprometió ayer a asegurar una “reciprocidad”. “Una vez que el ELN suspenda sus acciones violentas, los secuestros y libere los rehenes que tiene en su poder (unos 500), el gobierno cesará inmediatamente todo tipo de acción militar ofensiva contra ellos”, aseguró. El acuerdo entre la guerrilla y el gobierno de Alvaro Uribe es el producto de meses de negociaciones en Cuba, bajo el auspicio de la Iglesia Católica.