EL MUNDO › UNA BOMBA MATO A 7 E HIRIO A MAS DE 80 EN JERUSALEN
El día que el terror llegó al campus
Un joven estudiante norteamericano murió y otros extranjeros resultaron heridos por una bomba que estalló ayer en una cafetería de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Es la primera vez que el terrorismo islámico entra a una universidad. Hubo 7 muertos.
Por Suzanne Goldenberg
Desde Jerusalén
Los terroristas de Hamas golpearon ayer en el centro de la vida estudiantil, matando a por lo menos siete personas e hiriendo a más de 80 en un ataque al mediodía en la colmada cafetería de la universidad. En el torbellino de la Intifada, el campus Monte Scopus de la Universidad Hebrea había permanecido como una rara zona de preservación de la co-existencia entre los árabes y los judíos, y atraía a montones de estudiantes extranjeros de programas de intercambio durante los meses de verano. Ayer, la cancha de tenis del centro internacional de estudiantes Frank Sinatra estaba salpicada con sangre, comida, bandejas rotas y fragmentos de vidrio de ventanas que estallaron por una poderosa bomba aparentemente dejada adentro. Hamas dijo que la bomba era el primer acto de represalia por la decisión de Israel de lanzar una bomba de una tonelada en la ciudad de Gaza, matando a un comandante sobre el que habían hecho blanco para asesinarlo y a otros 14 palestinos.
Sharon Avital, una estudiante de 26 años, acababa de dejar su bandeja sobre una mesa al lado de las ventanas cuando la explosión sacudió el pesado pabellón de concreto. “Primero hubo un silencio, y luego empezaron los gritos –dijo después que la hubieran tratado por cortes menores en la cabeza–. Había gritos, gente tirada en el suelo, sangre y oscuridad. Sentí un golpe en la parte de atrás de mi cabeza y cuando miré mis manos estaban cubiertas de sangre”. Uno de los muertos era un estudiante norteamericano perteneciente a los programas de intercambio, dijeron los funcionarios en los hospitales de Jerusalén, y varios estudiantes extranjeros –un norteamericano, un italiano, y tres de Corea del Sur–, se contaban entre los heridos. Por lo menos 10 estudiantes árabes también resultaron heridos. La mayoría de los heridos tenían entre 18 y 30 años y fueron golpeados por esquirlas o pedazos de caños de metal cuando se desplomó el cielorraso. Los estudiantes rompían sus remeras para hacer torniquetes y llevaban a los heridos a las ambulancias. Los cadáveres fueron acostados afuera, debajo de un plástico, al lado del cercano edificio de la Facultad de Derecho. “Vi a una chica de mi edad cubierta con una frazada porque estaba muerta –dijo Daniel Farahan, de 20 años, de Indiana, con largos rulos bajo su kipá (solideo)–. Uno lo ve todo el tiempo en televisión, pero esto no tenía nada que ver con la televisión”.
La bomba marcó una diferencia de los métodos usados generalmente por los Hamas con terroristas suicidas. “La bomba estaba en una bolsa que había sido dejada sobre una mesa en el centro del restaurante,” dijo Sigal Toledo, vocero de la policía.
Hasta ahora, las instituciones educacionales eran vistas como prohibidas por los atacantes, especialmente la Universidad Hebrea, donde una alta proporción de los estudiantes son ciudadanos árabes, palestinos e israelíes de las ciudades árabes de Galilea. “¿Cómo se justifica entrar a la universidad y hacer estallar a muchachos que están estudiando? -preguntó Alistair Goldrein de Liverpool, que ha estado estudiando en la Universidad durante un mes–. Estos eran estudiantes. Un montón de ellos son radicalizados de izquierda que quieren salir de los territorios inmediatamente”.
En un implícito reclamo de responsabilidad, el líder espiritual de Hamas, Sheikh Ahmed Yassin, dijo que el ataque era la consecuencia natural de los hechos en Gaza. “Cuando Israel bombardea un edificio civil lleno de mujeres y niños, y mata a 15 personas, debe esperar esta respuesta –dijo a las cámaras de televisión–. El gobierno israelí hoy debería cargar con la responsabilidad”. Un funcionario de Hamas dijo que sería el primero de muchos ataques. Fue la segunda bomba en Jerusalén en 24 horas. Aunque la Autoridad Palestina de Yasser Arafat dijo rápidamente que “condenabaabsolutamente el ataque”, también dejó caer la culpa a los pies del primer ministro Ariel Sharon.
Pocas horas antes del ataque, el gabinete de seguridad de Sharon ordenó la primer expulsión de un pariente de un militante palestino desde que Israel ocupó Cisjordania y Gaza en 1967. El ministro de Seguridad pública, Uzi Landau, dijo ayer que “era suficiente que un pariente de un pariente de un terrorista suicida pusiera una carpa velatorio o visitara una carpa velatorio” para ser seleccionado para el exilio. Se dijo que el primer candidato para ser deportado, un pariente de uno de los militantes de la emboscada al ómnibus de colonos judíos hace dos semanas, tendría la oportunidad de apelar. Sin embargo, se esperaba que fuera deportado ayer.