Lunes, 21 de mayo de 2007 | Hoy
Al menos 40 personas murieron por los choques entre las fuerzas de seguridad y miembros del grupo Fatah al Islam, vinculado con Al Qaida. Es uno de los mayores retos del ejército en siete años.
Fueron los peores enfrentamientos entre militares y hombres armados islámicos desde el final de la guerra civil libanesa. Al menos 40 personas –23 soldados y 17 militantes islámicos– murieron ayer y docenas resultaron heridas en la ciudad de Trípoli (norte) a raíz de los combates entre las fuerzas de seguridad y militantes del grupo palestino Fatah al Islam, acusado de mantener vínculos con Al Qaida. La tensión aumentó más cuando un coche bomba explotó en la noche en Beirut.
Unos seis extremistas sunnitas murieron ayer tras haberse atrincherado durante varias horas en un edificio del centro de Trípoli, en el norte del Líbano, según las imágenes mostradas por la televisión LBC. Los soldados dispararon contra el edificio hasta asegurarse que no quedaba resistencia dentro de él. La mayoría de los militantes islámicos murieron durante un asalto del ejército a los edificios donde se habían escondido en el campo de refugiados palestino de Nahr al Bared, considerado el bastión de Fatah al Islam.
Por la noche, reunido en sesión extraordinaria, el gobierno libanés “otorgó su apoyo al ejército, habilitado a tomar todas las medidas necesarias para restablecer el orden y la seguridad” en Trípoli y en Nahr al Bared, donde Fatah al Islam anunció su creación en noviembre de 2006. “No se ha decidido entrar en el campo, pero el ejército ya comenzó a actuar”, agregó el gobierno en un comunicado. El campo, bombardeado de forma intermitente, estuvo asediado por cientos de militares libaneses equipados de vehículos blindados y de artillería pesada. En virtud de acuerdos bilaterales, las fuerzas del orden libanesas no están autorizadas a adentrarse en el interior de los campos palestinos.
El Comité Internacional de la Cruz Roja urgió a las partes a permitir a las organizaciones humanitarias evacuar a las víctimas del campo. Como respuesta al llamado, cuatro de los heridos pudieron ser trasladados por la Media Luna Roja palestina. Según fuentes militares, 16 soldados perdieron la vida en Trípoli, en la localidad costera de Qalamun, al sur, y en las inmediaciones de Nahr al Bared. El ejército encontró asimismo los cuerpos sin vida de siete militares cerca del campo.
Ayer resultaron muertos 17 combatientes del Fatah al Islam. Más de 30 militares, 16 policías, siete civiles libaneses y 40 refugiados palestinos fueron heridos en los enfrentamientos, los más graves ocurridos en la región desde los registrados entre el ejército libanés y fundamentalistas musulmanes sunnitas entre el 31 de diciembre de 1999 y el 6 de enero de 2000, con un saldo de 45 muertos.
En Beirut, el primer ministro, Fuad Siniora, acusó al pequeño grupo palestino de “querer atentar contra la paz civil”. “Los golpes asestados por Fatah al Islam contra el ejército libanés constituyen un crimen premeditado y un intento peligroso de desestabilización”, dijo. Por su parte, el jefe de la mayoría parlamentaria antisiria, Saad Hariri, hizo un llamamiento a la calma, y el movimiento opositor chiíta Hezbolá condenó las “agresiones” contra las fuerzas armadas libanesas.
Nahr al Bared es el bastión de Fatah al Islam, compuesto por extremistas palestinos y de otras nacionalidades árabes. El jefe de Al Fatah en Líbano, Sultan Abul Aynain, dio su “apoyo al ejército libanés” y llamó a no culpar a todos los palestinos por las acciones de Fatah al Islam. “Esa gente usa el campo de Nahr al Bared para dirigir operaciones con fines de política regional que no conciernen a los palestinos”, dijo Aynain a la televisión.
En marzo, el ministro libanés del Interior, Hassan Sabeh, acusó a Fatah al Islam de un doble atentado (tres muertos) en febrero en el nordeste de Beirut y de ser un “instrumento de los servicios de inteligencia sirios”. El jefe de Fatah al Islam, Chaker Abssi, desmintió estas acusaciones, mientras que Siria negó también estar vinculado con el grupo extremista. El gobierno de Damasco decidió cerrar dos pasos fronterizos con Líbano ante la gravedad de los incidentes.
Por la noche, la explosión de un coche bomba en el barrio cristiano de Achrafié en Beirut causó la muerte de una mujer y heridas a diez personas, indicó un responsable de las Fuerzas de Seguridad Interior (FSI, gendarmería) y fuentes hospitalarias.
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