Martes, 19 de junio de 2007 | Hoy
EL MUNDO › EL GOBIERNO ISRAELI DARA ALICIENTES AL NUEVO GABINETE DE EMERGENCIA PALESTINO
“El presidente palestino, Mahmud Abbas, debe seguir fortaleciendo su fuerza y su capacidad en Cisjordania, para evitar una situación similar a la que se ha creado en Gaza”, dijo Olmert. Aclaró que Israel actuará con la comunidad internacional para encontrar soluciones a los problemas humanitarios en la aislada Franja de Gaza.
Por Sergio Rotbart
desde Tel Aviv
Israel colaborará con el nuevo gabinete palestino de “emergencia nacional” formado tras el apoderamiento militar de la Franja de Gaza por parte del movimiento islamista Hamas. El gobierno israelí considera la posibilidad de liberar el dinero que la corresponde a la Autoridad Palestina (AP) en concepto de impuestos (alrededor de 560 millones de dólares) y que fuera confiscado luego de que Hamas ganara las últimas elecciones al Consejo Legislativo, en marzo de 2006. Con la nueva conducción palestina encabezada por Salam Fayad, que responde al titular de la AP, Mahmud Abbas, y goza del respaldo de las autoridades norteamericanas, el premier Ehud Olmert se manifestó dispuesto a contribuir a su éxito mediante la posible concesión de medidas alicientes. “Abbas debe seguir fortaleciendo su fuerza y su capacidad en Cisjordania, para evitar una situación similar a la que se ha creado en Gaza”, le dijo Olmert al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, con quien se reunió en Nueva York.
En cuanto a la posición frente a la nueva realidad en Gaza, controlada por Hamas, el premier israelí señaló: “Tomaremos en cuenta todas las necesidades humanitarias en la Franja. No intervendremos ni introduciremos fuerzas a su interior, pero no permaneceremos a un lado observando cómo ejecutan inocentes”. Olmert aclaró que Israel actuará junto con la comunidad internacional para encontrar soluciones a los problemas humanitarios que, según se estima, surgirán en los próximos días. De ello se desprende que, contrariamente a las declaraciones de algunos dirigentes, Israel no cortará el suministro de agua, electricidad y servicios médicos de emergencia. De acuerdo con la estimación de los factores que se ocupan del traslado de mercaderías del lado israelí al palestino, el stock de productos básicos existente en Gaza alcanzará para, a lo sumo, dos semanas. Organizaciones israelíes defensoras de los derechos humanos llamaron al gobierno a abrir los pasos fronterizos no sólo para permitir el ingreso de alimentos sino, además, la salida de refugiados a Cisjordania y el traslado de heridos a centros de atención médica del lado israelí. En tal sentido se pronunció también el ministro de Justicia, Daniel Friedmann. Las autoridades militares, que controlan el cierre de los puestos limítrofes, sólo permitieron el ingreso al territorio israelí de algunos dirigentes de Al Fatah, que lograron escapar de la cruzada de purgas brutales perpetradas por milicianos de Hamas.
La separación política entre Gaza (“Hamastan”) y Cisjordania (“Fatahland”) no deja de generar enormes dudas acerca del futuro de los palestinos y de su aspiración a crear un estado independiente propio, así como sobre sus relaciones con Israel. Para muchos, tal división es sólo un episodio transitorio, dado que la Franja de Gaza no puede existir como entidad desvinculada de Cisjordania, y ambas constituyen, como lo afirman los representantes del movimiento nacional palestino, una unidad. La apropiación de cada territorio a manos de cada uno de los movimientos rivales, Al Fatah y Hamas, pone en cuestión la existencia misma del proyecto nacional compartido.
En el orden práctico, además, el nuevo gobierno de Salam Fayad no podrá adoptar una política de omisión o aislamiento de Gaza sólo porque esa franja está dominada por Hamas, a no ser que quiera perdurar en el poder sabiendo que está actuando en base al mismo argumento esgrimido por Israel. Sin la aprobación del Parlamento palestino, muchos de cuyos miembros pertenecen al Hamas y están detenidos en Israel, Fayad no puede aspirar a llegar muy lejos, sobre todo teniendo en cuenta que dentro del propio Al Fatah pocos ven con buenos ojos el inmediato apoyo que le propiciaron al flamante primer ministro los gobiernos norteamericano e israelí. El problema radica en que, esta vez, tras los sucesos sangrientos ocurridos la semana pasada en Gaza, nadie cree probable que Abu Mazen e Ismail Haniyeh (el líder del Hamas y primer ministro del gobierno de unidad, destituido por el titular de la AP) vuelvan a sentarse alrededor de una mesa de negociaciones. Seguramente se requerirá la intervención de Egipto y Arabia Saudita para alcanzar algún nuevo acuerdo de cogobierno. También los países árabes, a pesar de que condenaron a Hamas, entienden que una partición de Palestina no favorece a sus intereses y prefieren que el movimiento fundamentalista no se retire del campo político.
Hamas, por su parte, sostiene que su intención no era crear un gobierno alternativo ni desconectarse de Cisjordania, sino que se vio forzado a luchar contra las fuerzas que responden a Mohammed Dahlan, el hombre fuerte del Al Fatah en la Franja de Gaza, responsable del sistema de seguridad local, debido al ejercicio corrupto y despótico de su autoridad. Su cuota de los espacios de poder acaparados por Dahlan, que no logró obtener aún luego de las elecciones de principios de 2006, fue lo que el movimiento islamista quiso conseguir mediante una guerra de aparatos que amenazó convertirse en una guerra civil. La legitimidad de Abbas y la eliminación de Al Fatah –siempre según sus dirigentes– no estaban en juego. Y, de hecho, varios hombres de Al Fatah que no estaban supeditados a Dahlan aún circulan libremente e intactos en Gaza. Tras el “saneamiento”, Ismail Haniyeh dijo que estaba dispuesto a negociar con Abbas un nuevo acuerdo de unidad. Es que el líder de Hamas sabe ya hace más de un año que no es posible gobernar Gaza en condiciones de embargo y aislamiento absolutos.
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