Martes, 19 de junio de 2007 | Hoy
La candidata del ARI, Fabiana Ríos, se transformó el domingo en la gran sorpresa en Tierra del Fuego al acceder al ballottage. En esta entrevista habla de su relación con Carrió y de las razones de su buena elección.
Por M. P.
desde Río Grande
Si alguien hubiera decidido filmar Un día en la vida de Fabiana Ríos, y el día elegido hubiera sido ayer, se habría encontrado con un vértigo poco habitual para esta Patagonia ventosa y solitaria. Desde aquella rosarina de 22 años que llegó a Tierra del Fuego recién casada y que aprendió a convivir con el desarraigo, hasta la candidata victoriosa que tiene muchas posibilidades de ganar una gobernación para el ARI, pasaron muchos años. Hoy, con 43 años, Ríos se ha convertido en la expresión de un incipiente fenómeno político. No es común que en una comuna como Tolhuin –descanso obligado entre Ushuaia y Río Grande, famosa por su única panadería– encuentre a doscientas personas reunidas en un local partidario. Pero sí, mientras conversa con Página/12, Ríos ajusta los detalles para la reunión con sus partidarios. “Están contentos porque uno de nuestros legisladores electos es de Tolhuin”, dice. La charla se hace difícil. Sus compañeros le piden que termine. Están ansiosos por discutir la estrategia para los tres días de campaña que restan hasta el ballottage.
–¿Habló con Elisa Carrió?
–Sí. Con Lilita hablé a las 14. Estaba exultante con el resultado, feliz. Tuvimos una conversación afable y en muy buenos términos. Dijo que estaba orgullosa del trabajo de la militancia de Tierra del Fuego.
–¿Le va a pedir que viaje a Tierra del Fuego para la campaña?
–Lo vamos a decidir ahora, si vamos a solicitar la colaboración o si estos tres días los sobrellevamos nosotros sin pedir esfuerzo al resto del partido. Si lo podemos sostener solos, lo haremos así. Aunque la totalidad de la dirigencia del ARI nacional se ha puesto a nuestra disposición.
–¿No será que la figura de Carrió puede entorpecer la atracción para quienes los votaron para castigar a los partidos tradicionales?
–No creemos de ninguna manera que sea así. Sería minimizar una lectura compleja de una sociedad compleja como es Tierra del Fuego. Seguro que hay voto bronca, pero también un deseo de transformación. Nuestro voto tuvo una conjunción de razones, como la aprobación a nuestros legisladores.
–¿Quién va a ganar en el ballottage?
–¡Nosotros! No tengo ninguna duda de que vamos a ganar. Nos va a acompañar la ciudadanía independiente, nos va a acompañar la mayoría de las personas que no nos vieron como primera opción en la primera vuelta. Van a votar al ARI valorándolo como una alternativa que gobierna. Vamos a gobernar con reglas y sin prejuicios. Las relaciones institucionales deben darse con respeto, queremos vivir con justicia y mayor libertad.
–¿Qué opina de la gestión de Hugo Cóccaro, su rival en la segunda vuelta?
–Ha sido una gestión desordenada, gris, que no se abrió al diálogo. En los medios ha ejercido la censura hacia quienes no coincidimos con su proyecto. Ese desorden fue funcional a un manejo concentrado del poder. Se nutrió de las peores prácticas que habían sido cuestionadas en el gobierno de Colazo. Tuvo la posibilidad de hacer un cambio instituciona, pero nunca lo quiso hacer. Tomó como aliados a lo más repudiado de la dirigencia: los legisladores del bloque del PJ y el Mopof que habían sostenido el ajuste.
–¿Lo que pasó en Tierra del Fuego implica una lección para el Presidente?
–Yo no soy quién para recomendarle al Presidente ninguna lección. Si él está ahí y yo acá debe ser porque algunas lecciones él debe haber aprendido y yo no. Aunque sí debe aprender que la construcción de hegemonías y las bendiciones no son buenas para las relaciones maduras. En Tierra del Fuego hay un pueblo que requiere de reglas, respeto. Este pueblo quiere un gobierno que se maneje con consensos comunitarios y no con anuncios de obras públicas que se ofrecen como favores partidarios.
–¿Kirchner se equivocó en Tierra del Fuego?
–Se equivocó quien diseñó la estrategia de campaña. Y el Presidente se equivocó cuando confió en esa estrategia de campaña, en que ésa era la fórmula. No se puede desconocer que las fórmulas que gobiernan son las fórmulas en las que confía la gente.
–Este resultado parece compensar el fracaso con del acercamiento a Telerman en Capital. ¿Qué opina de esa alianza?
–La alianza que se construyó en Capital se hizo con el consenso de la Capital. No voy a opinar. Los resultados hacen que cada distrito evalúe y rediseñe las estrategias.
–Los radicales rionegrinos dicen que se diferencian del resto porque no tienen miedo de ejercer el poder. ¿En qué se diferencia el ARI de Tierra del Fuego para poder ganar y hasta disputar la gobernación?
–Quizá no nos diferenciamos mucho. Sostenemos los principios, las prácticas de nuestra fuerza política. Esta es una sociedad que ve a sus dirigentes mucho más cerca que los grandes centros urbanos. Es una lógica de construcción diferente a las grandes ciudades. Yo desde hace muchos años me acostumbré a esto, donde se trabaja día a día en la relación con la gente. Sabemos que somos un fenómeno que muchos están mirando.
–Dígame lo mejor y lo peor del gobierno nacional.
–Lo mejor ha sido la renovación de la Corte, la política de derechos humanos. Lo peor, la construcción de hegemonía y la destrucción de todo aquel al que visualizan como enemigo. Ese es el germen de su debilidad. Lo peor también es la falta de transparencia en las cuentas y haber sostenido el mismo esquema de negocios de la década menemista.
–En caso de ganar, ¿qué será lo primero que hará?
–Medidas de transformación institucional y acceso a la información, como la publicación de cuentas en Internet y la realización de un presupuesto estatal que tienda a resolver necesidades de la gente. Vamos a abrir el gabinete a extrapartidarios, nuestro proyecto es reconvertir el Estado.
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