Miles de rebeldes islamistas continuaban ayer atrincherados en una mezquita de Pakistán después de que su líder fuera capturado. En el segundo día de enfrentamientos, que ya sumaron 16 muertos y el toque de queda declarado por las autoridades, el presidente Pervez Musharraf logró arrestar al jefe religioso Abdul Aziz. “Hemos capturado a Abdul Aziz cuando trataba de escapar de la mezquita vestido con una burka (vestimenta de mujer)”, dijo un responsable de las fuerzas de seguridad. Con su caída, cerca de 2000 estudiantes se rindieron ante la presión del gobierno que los tenía sitiados. Pero muchos estudiantes seguían ayer pertrechados en los complejos que albergan hasta 11.000 jóvenes, de unos 10 a 20 años, opuestos al gobierno. La presencia de tropas extranjeras en Afganistán y la confianza de Musharraf con los “agresores” estadounidenses impulsa a muchos paquistaníes a unirse al ejército de extremistas.

En medio de un conflicto inconcluso, un asalto de las fuerzas militares a la mezquita podría provocar un baño de sangre y un repudio de líderes islamistas contra el gobierno paquistaní, uno de los principales aliados de Bush contra el terrorismo en Medio Oriente.