Jueves, 19 de julio de 2007 | Hoy
EL MUNDO › SCOTLAND YARD CONFIRMO UN INTENTO CONTRA EL MILLONARIO BORIS BEREZOVSKY
La creciente tensión diplomática entre Londres y Moscú sumó un nuevo capítulo ayer, cuando la policía británica confirmó que en junio detuvo a un agente ruso que había intentado asesinar en un hotel a un magnate archienemigo del premier Vladimir Putin.
La denuncia de un nuevo complot ruso en Londres reavivó la tensión que domina la relación entre Moscú y Reino Unido en los últimos días. Esta vez el objetivo habría sido Boris Berezovsky. Además de ser un magnate ruso de notoriedad internacional por sus negocios oscuros, es un abierto opositor del presidente Vladimir Putin y era una de las personas más cercanas de Alexander Litvinenko, el ex hombre de la KGB envenenado en la capital británica en noviembre pasado. La denuncia, y la confirmación de Scotland Yard de que detuvo a un hombre en junio pasado, le devolvió a Berezovsky un protagonismo similar al que había ganado los días posteriores al asesinato de su socio Litvinenko.
Con todos los ojos enfocados en él, el magnate ruso volvió a arremeter contra el Kremlin. “¿Cómo es posible fabricar polonio sin la implicación del Estado? ¿Cómo es posible transportar polonio sin la implicación del Estado? Y, ¿cómo es posible ponerlo en una taza de té sin la implicación del Estado?”, cuestionó, recordando las circunstancias que rondaron al envenenamiento del espía ruso. El millonario se mostró convencido de que es Moscú la que está detrás del asesinato de Litvinenko y también del atentado en su contra. Según relató, el del mes pasado no fue el primer intento. Contó que al poco tiempo de dejar Rusia y buscar asilo en Londres, hace siete años, recibió cartas con amenazas y agentes de Scotland Yard le advirtieron sobre un plan para atentar contra su vida. Hace un mes, sostuvo, las advertencias se volvieron más fuertes y la policía británica le habría recomendado que dejara el país. Según los registros oficiales, Berezovsky salió del Reino Unido el 16 de junio pasado, pero estuvo fuera del país sólo una semana.
De toda su historia, Scotland Yard sólo confirmó que había detenido a una persona el 21 de junio pasado. Según sus investigaciones, el hombre habría estado involucrado en un complot contra el magnate ruso. Sin embargo, lo soltaron dos días después y lo pusieron a disposición de los servicios de inmigración para que lo deportaran. La policía británica no quiso dar el nombre ni la nacionalidad del sospechoso. El diario sensacionalista The Sun sostenía ayer que el detenido era ruso y que el plan era dispararle dentro de un hotel lujoso de la capital británica.
Desde su autoexilio, Berezovsky vive rodeado por fuertes medidas de seguridad. El magnate se ganó el odio del Kremlin por sus constantes cuestionamientos a la falta de libertades en Rusia y al “autoritarismo” del presidente Putin. Recientemente, la rivalidad adquirió una nueva dimensión después de que el millonario declarara que estaba financiando a grupos clandestinos en Rusia para derrocar al gobierno moscovita. Con las elecciones presidenciales rusas cada vez más cerca, Berezovsky ha aumentado su campaña mediática contra el Kremlin.
En Londres nadie duda de que la figura de Berezovsky y su oposición a Moscú están detrás del asesinato de Litvinenko. El ex agente del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antigua KGB) fue envenenado en noviembre pasado en Londres con una dosis letal de polonio 210, una sustancia radiactiva. Litvinenko, como Berezovsky, estaba exiliado hacía años en el Reino Unido y desde el exterior denunciaba el autoritarismo y los crímenes del presidente Putin. Según suele contar el magnate, su amistad con el ex agente de inteligencia rusa comenzó después de que él se negara a asesinarlo, como se lo habían ordenado en Moscú. A partir de allí, el magnate lo ayudó a tramitar la residencia en Londres y se convirtieron en socios.
El caso Litvinenko volvió a ganar los titulares de todo el mundo cuando Londres pidió la extradición del principal sospechoso, el espía ruso Andrei Lugovoi. Amparándose en su Constitución, Putin se negó y empezó una confrontación con el gobierno británico que está lejos de solucionarse. Hace sólo unos días, el primer ministro Gordon Brown ordenó la expulsión de cuatro diplomáticos rusos –espías según la prensa británica–. Rechazando las versiones que sostiene que el Kremlin quiere bajarle el tono al conflicto diplomático, el gobierno ruso aseguró ayer que todavía no ha anunciado todas sus represalias. Según adelantaron funcionarios rusos, Putin lo hará el miércoles o el jueves de la semana que viene. Las versiones son muchas e incluyen la expulsión de un número de diplomáticos muy superiores a los cuatro que eligió Londres. La mandataria alemana y presidenta temporaria de la Unión Europea Angela Merkel se reunió con Brown ayer y le advirtió sobre las repercusiones que la expulsión de los diplomáticos puede llegar a tener. No obstante, le reiteró su apoyo y el del bloque.
Berezovsky no está tan preocupado. El magnate opinó ayer que es muy probable que Moscú decida dejar diluir la confrontación. “Rusia intentó eliminar el caso de Litvinenko, trataron de silenciarlo. La reacción es lenta porque no saben cómo responder y no son capaces de decir que no estaban preparados”, explicó.
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