En la primera noche que pasó en prisión después de su extradición al Perú, Alberto Fujimori, que tiene 69 años, sufrió un problema de hipertensión, que fue controlado por los médicos. Ya había tenido una suba de presión durante el vuelo que lo llevó el sábado de Santiago a Lima. El problema no es grave, pero evidencia el nerviosismo de Fujimori frente a los procesos judiciales que se le vienen. El Ministerio de Justicia informó que el ex presidente peruano viene recibiendo permanentemente atención médica. Recluido en una habitación con televisión, Fujimori recibió poco antes de la medianoche del sábado la visita de su hija Keiko. Luego de que ésta se marchó, Fujimori se fue a dormir, pero se despertó en la madrugada con los problemas de hipertensión.

Ayer en la mañana se entrevistó por más de dos horas con su abogado, César Nakasaki. Al término de la reunión con su cliente, Nakasaki aseguró que no pedirá el cambio de la situación legal del ex presidente, contradiciendo de esta manera a Keiko Fujimori, que poco antes había anunciado que la defensa de su padre solicitaría que se cambie la orden de detención por la de comparecencia. Nakasaki también desmintió las versiones que aseguraban que solicitaría la separación del proceso del juez supremo César San Martín, presidente del tribunal encargado de juzgar a Fujimori. San Martín fue destituido del Poder Judicial luego del golpe fujimorista de 1992 y reincorporado después de la caída de Fujimori, por lo que se especulaba que la defensa del ex presidente pediría su separación del proceso. Volviendo a contradecir a la hija de Fujimori y a los voceros políticos del fujimorismo, Nakasaki aseguró que el tribunal designado para juzgar a Fujimori, integrado por tres magistrados supremos, garantiza un juicio imparcial. “Es el mejor tribunal que le podía haber tocado”, señaló Nakasaki. Anteriormente, los dirigentes del fujimorismo habían cuestionado la imparcialidad del tribunal.

Se espera que los juicios contra el ex presidente se prolonguen entre tres y cuatro meses. La Justicia peruana enviará en los próximos días a Chile un nuevo expediente por violaciones a los derechos humanos para pedir la ampliación de la extradición. Si el pedido prospera, Fujimori también podrá ser juzgado por la ejecución extrajudicial de 42 reclusos del grupo subversivo Sendero Luminoso, ocurrida en mayo de 1992, un mes después de que Fujimori cerrara el Congreso, interviniera el Poder Judicial y concentrara todo el poder en sus manos, gobernando desde entonces con el apoyo de los militares. Este caso se sumaría a las otras causas por derechos humanos aprobadas en la extradición: el asesinato de 15 personas, incluido un niño, en los Barrios Altos de Lima en noviembre de 1991, y el secuestro y la ejecución de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta en julio de 1992.

Además de su abogado, Fujimori volvió a recibir la visita de su hija Keiko, quien le llevó la comida. Las autoridades han señalado que como medida de seguridad, para evitar un eventual intento de envenenamiento, se ha permitido que Fujimori coma solamente lo que le lleva su familia. Keiko Fujimori anunció que hoy se reunirá la bancada parlamentaria fujimorista, integrada por ella y otros 12 congresistas, para definir las acciones políticas que tomarán en defensa de su jefe. El fujimorismo se ha quejado por la supuesta politización del proceso penal en contra de Fujimori, en una estrategia que busca desacreditar las acusaciones en su contra, pero son ellos quienes en estos días presionan para politizar el tema. El congresista Santiago Fujimori, hermano del encarcelado ex presidente, anunció que darían una “batalla política” en su defensa. La primera movida de esa batalla fue convocar a sus simpatizantes a las calles, con la esperanza de presionar a partir de multitudinarias marchas a favor de Fujimori. Pero esa convocatoria no ha tenido éxito. Aunque hubo algunos disturbios, las movilizaciones en estos días de simpatizantes fujimoristas han tenido una escasa concurrencia.