El presidente ruso, Vladimir Putin, obtuvo una victoria aplastante en las elecciones legislativas de ayer. Al cierre de esta edición, su partido, Rusia Unida, acaparaba un 63,3 porciento de los votos, seguido de lejos por el Partido Comunista (PC). En unos comicios que significaron un fuerte respaldo a la política de Putin, los partidos opositores denunciaron fraude y el PC amenazó con impugnar los resultados. Mientras tanto, Estados Unidos instó a Rusia a investigar las presuntas irregularidades registradas en el proceso electoral, del que estaban llamados a participar 109 millones de rusos.

Con el 34 por ciento de los votos escrutados, Rusia Unida se imponía ayer en las elecciones para la Duma, la Cámara baja del Parlamento, informó la Comisión Electoral Central. Los resultados parciales coincidieron con los sondeos a pie de urna de los institutos Vtsiom y FOM, que le habían otorgado un porcentaje de entre un 61 y un 62,3 por ciento de votos.

De los 11 partidos que se presentaron, sólo cuatro superaron la barrera del 7 por ciento necesario para entrar en la Duma. El PC quedó en segundo lugar con un 11,4 por ciento de los sufragios. Pero la gran sorpresa la dieron los ultranacionalistas pro Kremlin (LDPR) de Vladimir Jirinovski y el partido de izquierda pro Putin Rusia Justa. El LDPR, entre cuyos candidatos estaba Andrei Lugovoi, buscado en Inglaterra por el asesinato de Alexander Litvinenko, obtuvo un 9,5 por ciento de los votos y además la imunidad para Lugovoi al convertirse en miembro del Parlamento. Mientras que Rusia Justa, el partido del presidente de la Cámara alta, Serguei Mironov, alcanzó un 7,5 por ciento de los votos. En cambio, la oposición liberal, casi sin representación en la asamblea saliente, quedó fuera de la Cámara baja. Iablako obtuvo el 1,4 por ciento y el SPS un 1,1 por ciento.

Si los resultados oficiales parciales resultan los definitivos, el partido de Putin ganará cerca de 306 de 450 asientos en el Parlamento ruso, informó el diario inglés The Independent. Asimismo, unos comicios favorables a Rusia Unida fortalecerán el deseo del actual mandatario de continuar ejerciendo el poder político tras las elecciones presidenciales del 2 de marzo, a las que no puede presentarse según marca la Constitución, aunque sí puede seguir dirigiendo Rusia Unida y también convertirse en primer ministro. “Estas elecciones eran un referéndum de apoyo a Vladimir Putin y podemos decir que ha salido victorioso”, señaló ayer el jefe de Rusia Unida, Boris Gryzlov.

Pese a la apatía generalizada que rodeaba estos comicios, el presidente logró algo inédito en la historia rusa: la posibilidad de ser primer ministro. Fue el nombre de Putin el que resonó una y otra vez durante toda la campaña de Rusia Unida, que lo llevó primero en su lista. Sin embargo, no se hicieron esperar las denuncias de fraude contra el partido del presidente, que tiene el virtual monopolio de los medios de televisión, según The Independent. El jefe de los servicios jurídicos del PC, Vadim Soloviev, anunció un recurso inminente para impugnar los resultados. “La ola de violaciones supera todas las normas”, dijo en referencia a las 10.000 presuntas irregularidades que les comunicaron 300.000 observadores del partido. Según el periódico británico, fueron numerosas las historias de estudiantes y trabajadores amenazados para que votaran a Rusia Unida.

Tal vez la denuncia más fuerte fue la que provino del ajedrecista y opositor Gary Kasparov, quien reveló que los pacientes de un hospital estatal habían sido amenazados con perder su tratamiento si no votaban al partido de Putin. “Las autoridades rusas violaron el sistema electoral”, añadió Kasparov, quien la semana pasada estuvo preso por liderar una marcha prohibida y cuya coalición está inhabilitada para participar de los comicios. Asimismo, la mayor organización rusa de control electoral, Golos, indicó haber constatado numerosas irregularidades así como la Comisión Electoral Central rusa, que no dio mayores detalles.

No obstante, las dos principales misiones occidentales presentes, enviadas por las Asambleas Parlamentarias de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) y del Consejo de Europa, no constataron infracciones. Antes del cierre de los colegios electorales, la canciller alemana Angela Merkel aprovechó para lamentar las restricciones a la libertad de expresión en la ex Unión Soviética.