A la misma hora que el presidente venezolano Hugo Chávez votaba ayer por el Sí a la reforma constitucional, en una escuela del populoso barrio caraqueño 23 de Enero su colega brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, hacía otro tanto en San Bernardo do Campo, cordón industrial de San Pablo, en las elecciones internas del Partido de los Trabajadores (PT). Cuando dejaba el directorio partidario de la periferia paulista, donde se forjó como líder sindical, Lula manifestó, una vez más, su rechazo a introducir cambios en la Constitución brasileña para poder disputar un tercer mandato consecutivo –a pesar de sus índices de popularidad– y elogió a Ricardo Berzoini, actual titular del PT que va por la reelección en el mayor partido de izquierda latinoamericano, con un padrón de 900 mil afiliados.

Discretamente, Lula dio su aval a la candidatura del favorito Berzoini, perteneciente al ex Campo Mayoritario, corriente hegemónica que ayer se batió con otras 6 fórmulas en una disputa de resultado incierto, en la que es posible que nadie alcance la mayoría, lo que obligaría a un segundo turno el 16 de diciembre. La futura conducción tendrá entre sus prioridades enfrentar las elecciones municipales de 2008 e iniciar las negociaciones de cara a las presidenciales de 2010, cuando por primera vez Lula no encabezará la fórmula del partido que él fundó en 1980. Lula da Silva no dijo una coma ayer sobre el referéndum venezolano, pero igual que en las internas petistas hizo notar, en los últimos días, su inclinación por los defensores del Sí.

Semanas atrás, el líder brasileño buscó un atajo al lance verbal entre Chávez y el rey Juan Carlos de España en la Cumbre Iberoamericana de Chile, para entrar de lleno al punto más polémico de la consulta venezolana, la reelección indefinida. Sin rodeos, el mandatario había refrendado el carácter “democrático” del modelo de la V República caribeña y consideró válido que un presidente continúe en el cargo más de una década, al igual que ocurre en España y Alemania, apuntó.

Más aún, el viernes pasado, el secretario de Relaciones Internacionales del PT defendió la reforma chavista. “El 2 de diciembre, quien defiende los intereses populares, quien lucha contra el imperialismo y por la integración continental, quien está a favor de la soberanía nacional y del socialismo, trabaja por la victoria del Sí.” El artículo, publicado en el sitio oficial del partido de Lula, explicaba que apoyar la reforma no implicaba un acuerdo a libro cerrado con la vía bolivariana al socialismo. “Muchos de nosotros tenemos diferencias con la estrategia, el estilo y el ritmo político adoptados por Hugo Chávez.”

Tanto Lula como su agrupación saben que el resultado del referéndum impactará en la agenda externa e interna de Brasil, donde las huestes antichavistas han desplegado una estrategia para frustrar la adhesión de Caracas al Mercosur. “El ingreso de Venezuela al Mercosur va a depender del plebiscito, porque si el plebiscito aprueba esas reformas constitucionales abrirá una discusión sobre la cláusula democrática”, advirtió el viernes, en Nueva York, el senador y ex presidente brasileño, José Sarney, enemigo jurado de Chávez.

A la cabeza de la cruzada contra Caracas se alistan el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), del ex presidente Fernando Henrique Cardoso y Demócratas (DEM), conservador, que cuenta con la segunda mayor bancada en el Senado, donde el protocolo de adhesión deberá ser tratado el año próximo, si es aprobado en Diputados. La alianza PSDB-DEM redobló su ofensiva días antes de la consulta venezolana, cuando contó con ayudita de Washington. El jueves, el titular del Subcomité del Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes de los EE.UU., Elliot Engel, y el embajador Clifford Sobel, junto con otros legisladores norteamericanos, visitaron el Congreso brasileño, donde manifestaron su espanto sobre la influencia chavista en la región.