Murió el líder del Cartel del Norte del Valle y el último de los viejos capos narcos colombianos. El cuerpo de Wílber Varela fue encontrado en un complejo turístico en Mérida, Venezuela, con siete balazos. La DEA y el gobierno de Alvaro Uribe celebraron cuando se enteraron de la noticia, aunque todavía no determinaron quién lo mató. Las versiones más fuertes sostenían que habría sido alguno de sus hombres. Los especialistas adelantaban ayer que la muerte de Jabón, como se conocía al temerario narcotraficante de 50 años, probablemente sea el fin del Cartel del Norte del Valle, el último de los tres carteles que se hicieron famosos en todo el mundo por controlar el tráfico de cocaína durante los años ochenta y noventa. La nueva generación son bandas más chicas y con un perfil más bajo.

Varela se retiró como sargento de la Policía Nacional en los años ochenta. Había decidido que allí no estaba la plata y, por eso, comenzó a trepar posiciones en el entonces todopoderoso Cartel de Cali. Empezó como un cobrador, más tarde ascendió a sicario y a fuerza de esfuerzo y sangre se convirtió en un hombre de confianza de los jefes del cartel, los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, actualmente presos en Estados Unidos. Los acompañó en la lucha contra su gran rival, Pablo Escobar, hasta que éste y el Cartel de Medellín cayeron.

Pero su ambición lo llevó a separarse de los hermanos Rodríguez Orejuela y crear una propia organización. A comienzos de los años ’90 se embarcó en una nueva guerra, esta vez con Hélmer Herrera, el líder narco que controlaba los grandes cargamentos de cocaína que iban al exterior. Para finales de los ’90, el cartel del Norte del Valle había pasado a controlar el 60 por ciento de la cocaína que circulaba en Estados Unidos y Europa. El costo: más de mil muertos. Como si no fuera suficiente, Varela consiguió apoderarse de las rutas que había dejado el entonces extinto Cartel de Cali. Muchos de sus miembros pasaron a estar bajo su mando, agrandando aún más su poderío.

Las autoridades colombianas creían que Jabón se encontraba desde hacía varios meses en Venezuela para coordinar los envíos de drogas a Europa y Estados Unidos, que ofrecía cinco millones de dólares de recompensa por información que permitiera su captura. Lo reclamaban por cinco cargos relacionados con narcotráfico. La identificación del capo narco se concretó luego de que expertos en dactiloscopia de la fiscalía colombiana viajaran a Mérida.

Los especialistas colombianos aseguraban ayer que con la muerte de Varela es muy posible que se desintegre el Cartel del Norte del Valle y que sus filas se pasen a las nuevas bandas de narcos-paramilitares que se formaron en los últimos años con la desmovilización de los grupos paras. “No existe un segundo a bordo definitivo que pueda reemplazar a Jabón”, señaló el escritor colombiano Gustavo Alvarez, investigador del narcotráfico.

Las fuerzas armadas colombianas también festejaron ayer. “Estimamos que la muerte de Varela debe impactar muy fuertemente a las organizaciones delictivas colombianas y continentales”, sostuvo el director de la policía, general Oscar Naranjo, quien tuvo como misión perseguirlo durante años. A su vez Fabio Cardozo, consejero de paz de Cali, capital del departamento de Valle, fue aún más categórico que el militar. “Ha muerto el hombre más influyente de las drogas en el país”, aseguró. Eso sí, en Colombia no va a faltar quien o quienes lo puedan reemplazar.