EL MUNDO › LA OPINION DE DOS ACADEMICOS VENEZOLANOS
“Puede haber mucha más sangre”
Luis Lander y Margarita López Maya son marido y mujer. Ambos son profesores de la Universidad Central de Venezuela. Vinieron a la Argentina invitados por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) para participar, junto a investigadores de toda América latina, en el seminario “Conflicto social, militarización y democracia en América latina”. En diálogo con Página/12, ambos sostienen que la situación actual en Venezuela sobre la renuncia o no del presidente Hugo Chávez es tan delicada que un movimiento milimétrico puede provocar cualquier cosa: que Chávez continúe en el poder o “que haya un tremendo baño de sangre, mucho mayor al del 11 de abril”, dice López Maya.
–¿Hasta dónde el manejo que hizo Chávez de la aprobación de las 49 leyes que en definitiva desataron el golpe del 11 de abril incidió en el clima actual? ¿Podría haberlo manejado de otro modo, más “moderado”?
–Luis Lander: Aprobar estas leyes es plantear un conflicto. Pero si se hubiera producido un debate profundo, en público y en la Asamblea Nacional, todos, los que estaban a favor y en contra de Chávez, hubieran sabido por qué debían estar a favor o en contra de todas o algunas de estas leyes. Los argumentos hubieran quedado al desnudo y los chavistas se hubieran dotado de más fundamentos para sus posiciones. Pero Chávez se preocupó más por radicalizar posiciones que por legitimar sus propuestas y desplazó el eje político a algo muy simple: que Chávez se quede o se vaya.
–¿La oposición no tiene otro proyecto que la salida de Chávez?
–Margarita López Maya: Sí. Chávez cometió errores garrafales, tantos como los de la oposición. Fíjese que el golpe de Estado fue bastante bien planeado: una manifestación multitudinaria, baño de sangre e inmediata culpabilización de Chávez. El problema es que Pedro Carmona, quien fue el presidente provisional, dejó las alianzas que se estaban tejiendo y se montó en el poder con un grupo muy pequeño y reaccionario. En sí, el golpe podría haber logrado mucho más apoyo en esas horas del 11 al 12 de abril.
–¿El chavismo está fracturado?
–L.L.: A partir de las leyes de diciembre, se acentuó terriblemente el abandono del chavismo de numerosos sectores. Sobre todo de los sectores más políticos y moderados, y realmente pasaron al sector radical de la oposición. Es el caso del ex ministro Luis Miquilena. La salida de Miquilena, mentor político de Chávez y cerebro del nuevo proceso político con la Constitución Bolivariana, fue fatal para el gobierno.
–M.L.M.: El problema con Miquilena no es apenas que haya restado apoyo al oficialismo, sino que lo ataca fuertemente desde la oposición. Fue Miquilena quien colocó a hombres de su confianza en el Poder Judicial. Los fallos del Tribunal Supremo diciendo que no hubo golpe en Venezuela tienen la mano de Miquelena. En la madrugada del 12 de abril se barajó la posibilidad de que asumiera Miquilena como presidente interino. Si el camino del golpe hubiera sido el de juntar las fuerzas de la oposición, quizás hubiera asumido Miquilena, y en ese caso no sé qué hubiera pasado, porque el hecho de que el mentor de Chávez emergiera como el líder opositor era muy fuerte.
–¿La oposición planea un golpe judicial?
–M.L.M.: Lo judicial está dentro de una partida de ajedrez muy complicada. El juego lo va a ganar el que se mantenga dentro de las reglas. Cualquiera que patee el tablero, pierde. Chávez sabe que tiene a la Justicia en contra, pero si la impugna sin más le dará argumentos a la oposición. Entonces, ¿qué hace? Saca a la gente a las calles, muestra videos que muestran hasta qué punto fue, efectivamente, un golpe militar, y trata de que quede en evidencia la maniobra. La oposición, por su parte, tiene que disimular la maniobra, y ya no puede apelar a otro golpe ni nada que se le parezca. Ahora bien, si alguno de los dos rompe alguna regla, se viene un tremendo baño de sangre, mucho mayor al del 11 de abril. CuandoChávez lleva a la gente a la calle, está mostrándole al Tribunal Supremo cuáles serán las consecuencias si siguen adelante con sus decisiones políticas vestidas de fallos judiciales.
–¿Cuánto influye la situación económica y social para decidir el ganador?
–M.L.M.: Si los indicadores económicos y sociales continúan siendo éstos, Chávez perderá la base de apoyo popular. A Chávez lo sostiene una esperanza de las clases populares. Pero ésta no es eterna.
–L.L.: Hay algo que favorece a Chávez. Las clases más pobres que apoyan a Chávez consideran que su gobierno no mejoró en nada su situación, pero están más convencidas aún de que con la oposición les va a ir peor.
–Hablamos de Chávez como si fuera el único protagonista. ¿No construyó ninguna base política más allá de su carisma?
–M.L.M.: Una vez más, allí el golpe ayudó a Chávez. Ahora hay cada vez más participación popular, porque se cayó en la cuenta de lo que se perdía si se iba Chávez, no por sus virtudes, sino por los defectos de la oposición. Creo que Chávez vio esto, y que se dio cuenta de que el Movimiento Quinta República no tiene vitalidad. Es un movimiento electoral, no político. Ni siquiera hizo elecciones internas. Sin Miquilena, el MVR está desorientado. Los círculos bolivarianos están reemplazando al MVR como sustento político del chavismo. A veces se cae en el clientelismo, pero ahora se está teniendo mucho cuidado en señalar que no están armados, como acusa la oposición.