Cuando falta una semana para las elecciones legislativas del 10 de febrero en Israel, la violencia y el fuego cruzado continúan entre Tel Aviv y Hamas. Según los sondeos, el derechista Likud podría ganar y así Benjamin Netanhayu sería primer ministro.

Ayer, al menos un palestino murió y otros cuatro resultaron heridos en un ataque de la fuerza aérea israelí en la sureña localidad de Rafah, lindante con la frontera egipcia. Según indicaron fuentes médicas y testigos, los aviones bombardearon un vehículo en el que viajaban miembros de los Comités de Resistencia Popular, un grupo armado palestino. El ejército confirmó el bombardeo afirmando que se trataba de un grupo de combatientes que acababa de disparar obuses de mortero a Israel.

Mientras tanto, el frente diplomático continúa activo para ambos bandos. Una delegación de Hamas viajó ayer a El Cairo para dar una respuesta a los negociadores egipcios que tratan de alcanzar una tregua a largo plazo entre los islamistas e Israel. Según dejaron trascender fuentes de este país, Hamas se mostró dispuesto a evaluar una tregua de mediano plazo, pero dejó en claro sus condiciones. “Estamos de acuerdo con el principio de una tregua de un año, y hasta se puede evaluar una de un año y medio, según lo solicitan los mediadores egipcios”, declaró el portavoz de Hamas, Fawzi Barhum. “Pero sea el plazo que sea, todo el proceso está condicionado a la apertura de todos los pasos fronterizos, incluido el de Rafah, y al levantamiento del bloqueo”, añadió.

En virtud de un acuerdo que data de 2005, la apertura del paso de Rafah en la frontera entre Egipto y la Franja requiere la presencia en la zona de representantes de la Autoridad Palestina, como el presidente Mahmud Abbas, a quien Hamas expulsó de Gaza en junio de 2007.