Hace más de treinta años que Oliver Stone apela al cine como arma para pensar. Nacido el 15 de septiembre de 1946 en Nueva York, sirvió en la infantería del ejército estadounidense durante la guerra de Vietnam, en el período 1967/68. Fue herido dos veces y recibió la Estrella al Valor. Completó sus estudios en la New York University Film School, en 1971. Pero antes de volverse prestigioso trabajó como maestro de escuela, marinero, taxista, mensajero, ayudante de producción y representante de ventas. Dirigió Pelotón (Oscar a la Mejor Dirección, 1986), Salvador (1986), Wall Street (1987), Nacido el 4 de Julio (Oscar a la Mejor Dirección, 1989), The Doors (1991), JFK (1991), Asesinos por naturaleza (1994), Nixon (1995), Alejandro Magno (2004), Las Torres Gemelas (2006) y W (2008), entre otras. En los últimos años se interesó por la realidad latinoamericana y así fue como rodó Comandante (2003) y Looking for Fidel (2004). Como guionista también estuvo detrás de éxitos como El expreso de medianoche (Oscar al Mejor Guión, 1978), Caracortada (1983); Conan el Bárbaro (1982) y Evita (1996). Es, además, un productor activo; y su próximo largometraje –Wall Street 2: Money never sleeps– será lanzado en septiembre. El proyecto de hacer Al sur de la frontera surgió en 2007. Stone conoció a Chávez en ocasión de la fallida misión humanitaria que buscó negociar la liberación de los rehenes de las FARC. “¿Era Hugo Chávez la verdadera fuerza antiamericana que nos habían dicho que era? Una vez comenzado el viaje, quisimos ir más allá. Presidente tras presidente sostenían lo mismo. Querían tener el control de sus propios recursos, fortalecer los vínculos regionales, ser tratados de igual a igual por Estados Unidos y ser financiera y económicamente independientes del FMI”, ha descripto.